domingo, 12 de enero de 2014

Algo absolutamente nuevo es algo absolutamente creado

Frase final: "El azar logrará su esplendor en la medida en que, metafóricamente hablando, nos acerquemos a él. Si nos alejamos del azar se produce el Cosmos."

Estructura del Universo[©SmcArq] Transcribo con mínimas correcciones un foro facebook que llevara a cabo con Jorge Anderson en mi Biografía/Muro de facebook el 10 de Enero de 2014; 13:21 a 14:56 (...)

J.A.: 
¿El azar puede crear algo absolutamente nuevo?

S.M.:
No sé si existe el azar. Me parece que el azar, así como "ingobernabilidad absoluta", no existe. Pero creer o no creer en esto del azar es como decir "yo creo en la fuerza de gravedad" (¿...?)

J.A.: 
El azar es la ingobernabilidad. Tirar la moneda al aire es azaroso en la medida que no controles cuantas vueltas dará antes de caer. El resultado es azaroso.

S.M.:
Pero no tengo claro si existe La Ingobernabilidad como algo autónomo en la naturaleza/Universo. Puede existir una imposibilidad humana de determinar, dado un campo, pero de ahí a que el azar sea un fenómeno que se pueda producir espontánea o inducidamente, no sé; no tengo la menor idea.

Relacionar lo creado con lo azaroso me parece muy sugerente (recordar que todo lo creado se inserta en el mundo desde su ley). Nada desobedece las leyes del universo adentro del universo; no ocurre que las cosas caigan hacia arriba por efecto de la fuerza de gravedad a partir de un campo donde la física clásica satisface teóricamente o decir, en términos más generales, que lo que físicamente tiene una conformación física capaz de reflejar determinado color dentro del espectro, hace algo distinto a eso de modo espontáneo; la materia que es roja permanece en su color, por ejemplo.

Volviendo a algo anterior: Si un cuerpo es atraído por otro cuerpo, tal atracción implica la reducción del espacio entre ambos cuerpos en la medida en que la atracción se produce, no ocurre que al ser atraído un cuerpo por otro, en virtud de tal atracción los cuerpos se rechacen. Lo anterior dejando de lado, clásicamente, el electromagnetismo, claro está.

Entonces, el azar ¿qué vendría siendo?; ¿la manifestación de un campo donde la naturaleza no actúa según sus leyes?. En este contexto, lo nuevo es nuevo porque como seres humanos, filosóficamente lo consideramos nuevo, pero no, obligatoriamente, como algo fruto del azar.

J.A.:
 Bueno, aquí nos topamos con la física cuántica, en la que ciertos resultados sin impredecibles, ya que en iguales condiciones no se obtiene necesariamente el mismo resultado en cuanto, en general, estos (los resultados) son impredecibles.

S.M.:
Son impredecibles, pero tal "impredictibilidad" no es necesariamente fruto del azar que gobierna como ley; el azar no gobierna y, si lo hace, su consecuencia universal no es él mismo o alguna manifestación predominante de sí mismo en cuanto el resultado cosmológico de un potencial azar no nos deja ante un Universo donde cada, por ejemplo, galaxia hace lo que se le venga en gana.

J.A:
Es que el azar es, justamente, la ingobernabilidad.

S.M.:
Mira, lo que quieras que sea, el resultado cosmológico no es aquello. El resultado cosmológico de cualquier cosa que sea definible como azar, no arroja el, predominio de tal cualidad a nivel general. El Universo no es azaroso como resultado de la interacción de cualquier azar o azares menores que pueblen su espacio tiempo incluyendo a las demás dimensiones posibles.

¿O consideras que el resultado final de la conjunción de Todo es el azar?; ¿alguien considera que el resultado final del Universo es el azar?; que yo sepa no.

El resultado final del Universo es su propia coherencia.

J.A.:
¿Y que hay de nuevo en él?

S.M.:
Lo que hay de nuevo en él es la manifestación lingüística de nuevos sentidos, capaces de abrirnos nuevos campos inagotables con los cuales hacernos cargo de nuestras vidas futuras, en el entendido que no podemos repetir lo vivido y, por lo mismo, la novedad creada es una apuesta vital fruto de nuestra esencia humana (no sé lo que acabo de decir; dejé que mi destreza POETIZARA a partir de lo que mi cuerpo me señalaba).

Yo te agradezco esta conversación. He aprendido mucho de ella.

Lo nuevo, entonces, es un asunto que nos involucra. Para el Universo lo estrictamente nuevo es sí mismo resurgiendo, cosa que no sabemos aún si ocurre; lo estrictamente nuevo sería, acaso, otro Universo con otras leyes, aunque se repitan las mismas, pero otra vez. Ahora bien; el sustrato sobre el cual el universo surge o resurge qué es; ¿nada?. Yo creo que no; esa nada, como ella misma señala, no existe, lo que existe es un misterio insondable al cual denomino Dios. La nada no existe; Dios sí existe.

Yendo un poco más allá, ¿cómo algo puede ser de nuevo si el espacio y el tiempo se anulan?; puede que eso sea imposible. No es adecuado pensar a los potenciales Universos como sucedidos unos tras otros. Entonces acaece la eternidad "simultáneadora" (Dios sería algo así como una nada paradojalmente pletórica de potencias activas desencadenadas). Dios, como lo he intentado de delimitar, no es nada, pero se le asemeja; es un metafórico arabesco insustancial y omnipresente. Es en todo este sentido que concibo a nuestra existencia como una especie de metafórico hilo, tendido y enmarañado transversalmente a lo largo de todas las metafóricas posibilidades que cohabitan una misma eternidad.

J.A.:
Concuerdo y también agradezco

S.M.:
El arabesco divino al cual me he referido somos todos nosotros, y todas nuestras circunstancias, y todos nuestros mundos y todos nuestros Universos, o al menos el único que tenemos ante nuestro cuerpo. Que ese arabesco sea azaroso o no, no me preocupa tanto como que, a través de nuestros lenguajes, hemos percibido, medido y formulado que las grandes tendencias que nos abrazan no lo son. Luego, entiendo que el azar no es parte consustancial con lo que es lo creado; lo creado el resultado de Dios, no es Dios; Dios no es el azar propiamente tal, puede ser parte de su "alegórica" estrategia constructora de arabescos. Y toda "creación " a la cual aludamos se refiere a resultados lingüísticamente construidos a partir de potencias que estallan a partir de sus propios ordenamientos.

Quien no sepa de poesía no entenderá nada de todo esto.

El azar siempre estará contenido dentro de algo que no lo es.

El azar logrará su esplendor en la medida en que, metafóricamente hablando, nos acerquemos a él. Si nos alejamos del azar se produce el Cosmos.

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