Pero los dejo con este fragmento, que contiene el pulso que quería que toda la obra tuviera:
(...)
"89 La eternidad no es para siempre
90 La eternidad es la simple reunión de cada instante, que ha sido y que será, para cuando deje de escanear el viaje de la vida y la conciencia, a cada caso a caso y a cada oportunidad
91 Ni cuerpo ni materia; nada de sustancialidades
92 Nada de ideas de números, sin perjuicio que se enumere su influencia generadora
93 Ni señal, ni evidencia
94 Así como el estilo de una obra, que entrega la impronta de su artista
95 Pero con todo, con todas las obras
96 Con cada grano de arena
97 Con cada gota de agua, con cada señal, con cada planeta, con cada arenal, con cada mar, con las gotas de todos los océanos, con el agua, con los mares de amoníaco de otros lugares, con todos los seres vivos, con todas sus palabras o señales
98 Con todas las lenguas, con cada número
99 Con cada eternidad surgida desde la muerte de la vida
100 Con todo y, sobre todo, con la mayor de las totalidades
101 Y sin limitación alguna, en todo espacio, y en toda manifestación
102 Con toda potencialidad
103 Con la cabida plena de cada vivencia y de cada acoplamiento
104 Con cada molécula, y con todas las partes de cada atómica correspondencia
105 Y no por eso maleable o dirigible, obviamente
106 Sin profetas, sin mesías, sin santos, sin gurúes, sin templos, sin catecismos, sin militancias, sin feligresías, sin rebaños, sin obediencias obligatorias
107 Sin oraciones, sin plegarias, sin ruegos, sin lamentaciones grandilocuentes
108 Sin subordinaciones, sin jerarquías humanas
109 Sin trampas de poder, sin trampas políticas, sin adecuaciones de las leyes humanas a Aquella Inaugural
110 Que la obligatoriedad proviene de nuestro confinamiento a un mundo fenomenológicamente determinado
111 Sin libros sagrados
112 Sin texto sagrado alguno; sin “la palabra de Aquel”
113 Como un abrazo magistral, pero discreto
114 La Regla es una, impersonal, y Ella dice que todo es uno
115 Pero aquel uno y aquel todo, como reflejo de la imagen de una sombra que se extingue para nuestra comprensión
116 Si acaso así lo prefieren; sin beneficios, sin garantías
117 Sin avales místicos y levitantes
118 Sin hermandades salvadoras
119 Sin la seguridad de quien se allega a un buen árbol
120 Con todas las incertidumbres
121 Pero con cada señal coherente
122 Sin nombre
123 Sin principio ni final, sin pistas, sin base alguna, sin cimentación, sin piedra angular
124 Con la suerte de los desdichados
125 Sin riquezas, ni tesoros inmateriales
126 Con sobriedad, con soledad, con la ausencia de toda predisposición que augure paraísos o fortunas trascendentales
127 Sin facilidades que nos engrandezcan
128 Pero con valentía y felicidad, si así quieren llamar a esa especie de estado sereno que deshace sus días en cada detalle, alejado de la minucia y del foco centrípeto
129 Sin promesas de salvación, sin obsequios
130 Sin generosidades, por cuanto toda virtud que supuestamente lo puebla es atributo alegórico
131 Sin alegoría alguna, aunque nos moleste
132 No es padre, ni es hijo, ni es espíritu santo
133 No es algo, sin perjuicio de ser el Origen de la “alguidad”
134 No sirve, no te sirve; no tiene utilidad, no recibe dádivas, no determina mandamientos, no hace arder arbusto alguno, no permite nada sino el fluir natural de todas las cosas del total de mundos, del total de universos y del total de realidades que, científicamente, surjan de su inherente posibilidad
135 Pero tampoco tú lo sirves
136 Solo hace posible, pero desde su insubstancialidad, ausencia de tamaño y metafórico vacío plagado de sentido
137 No está vacío, no es el vacío, no es ausencia, no es nada que te imagines, sin perjuicio que toda imaginación se desarrolla a través de su impulso
138 No te pide nada; eres tú el que le pide cosas o bienaventuranzas, así que termina tu especie de ordeñe eterno y carente de coraje
139 Tú, que necesitas apoyo
140 Que tuviste padres y que permaneciste bajo ese arquetipo
141 Escribes loas, te dejas arrobar por su magnífica y disminuida manera de pulsarnos
142 Metafóricamente, es la función matemática inaugural
143 Aquella que establece las correspondencias que permiten la sistematización general y lingüísticamente pertinente, acerca de cada cosa y cada acontecimiento en cada campo, en virtud de cada explicación coherente y satisfactoria para las mediciones y verificaciones de rigor
144 Sin perjuicio que nuestras emociones establezcan sus propias realidades y percepciones
145 Y que a veces entendamos que las cosas de nuestra vida se contraponen o entran en conflicto
146 Nada en nuestra vida se contrapone; todo se complementa
147 Nada en parte alguna se contrapone; absolutamente todo se complementa
148 No existe el mal (dicho aquel con amedrentamiento); existe la parcial incongruencia, en función de un proyecto constructor que declara su sentido sistemático
149 No hay demonios, no hay ángeles, no hay espíritus, no hay almas
150 Ellas, “las almas”, son una manera de decir las cosas más logísticas, relacionadas con la Acción Original
151 La “espiritualidad” no es más que una convención lingüística, no porque no exista, sino porque lleva a estímulos orgánicos capaces de desencadenar una vida integrada
152 Tiene que haber algo reconfortante; no puede ser todo eficacia, por mucho que algunos enajenados afirmen eso
153 Lo reconfortante forma parte de las básicas señales que la vida nos despliega
154 No puede ser todo lógica, ni puede ser todo “sentimientos desenfrenados”, porque si esas actitudes gobiernan por separado, todo se disgrega y nadie se entiende sino con sus iguales" (...)
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