2
Mi apuesta de inicio de este ejercicio apunta a que, una vez acaecida la muerte, simplemente dejamos de existir y dejamos de ser en el contexto espacio-tiempo.
3
Si vemos a las cosas en un contexto de absoluto, todo el tiempo y todo el espacio suceden simultaneamente.
4
Todo el tiempo y todo el espacio suceden eternamente en una especie de facturada chispa eterna cargada de sentido.
5
La eternidad sería la "Vida Entera" que actualmente llevamos, hecha metafórico vector permanentemente acontecido.
6
Los aderezos relacionados con replicar y mejorar lo que ahora vivimos en una posterioridad son parte de una versión utilitariamente vana.
7
Lo que ahora vivimos es parte esencial de lo que siempre viviremos en nuestro legado de vida permanentemente hecho vector.
8
Nuestro tiempo de vida es nuestra única oportunidad y es nuestra única posibilidad.
9
Todo lo que fuimos, somos y seremos es todo lo que alcanzamos a ser.
10
Eternamente nuestro vector de acción puebla una especie de estanca y determinada forma de impronta particular importante.
11
No perder el tiempo es no perder La Oportunidad.
12
Lo que nos pasó, nos pasa y nos pasará es la humana recompensa perceptual eterna que, ilusoriamente, vivimos en el espacio-tiempo.
13
El sentido de la vida debe persistir coherentemente lo más posible a través del tiempo.
14
Lo que vivimos es todo aquello que fue, es y será para nosotros. La cosa definitoria es que tal sucesión nunca dejará de acontecer.
Siempre estará ocurriendo todo lo que hice, todo lo que hago y todo lo que haré.
16
Nuestra eternidad es nuestra vida acontecida en todas sus partes, en todos sus momentos y en todas sus circunstancias.
La muerte es el punto de término e inicio simultáneo y ubicuo de lo mismo que siempre está ocurriéndonos.
18
Nuestra eternidad es toda nuestra vida, con posterioridad a efectuar el trámite de recorrerla momento a momento.
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