[iniciado el 01 de Octubre de 2009]
...Y así, varias otras cosas, pero lo que más me impresiona de esta imagen es la familiaridad con que la veo y la disfruto, y pienso cómo sería verla sin saber nada de lo que aquí les cuento. Tenemos mucha cultura compartida en relación a las cosas del espacio exterior hoy por hoy. ¿Pero si lo estuviera viendo, con tal nitidez, alguien, hace mil años atrás?; yo creo que me imaginaría cosas terrestres, no de fuera de la Tierra, y de hecho a lo mejor ni sabría que fuera de la Tierra hay cosas que encontrar o ver, pero no necesariamente estaría claro en relación a las cosas que equivocadamente creía saber. De hecho, lo más probable es que estaría realizando un proceso de comprensión en base a una mezcla bastante indiscriminada con respecto a lo que sabía, a lo que creía, a lo que sentía, a lo que me imaginaba y a lo que esperaba con ansias que las cosas que percibía fueran.
Mi percepción de la mirada efectiva que tenían las personas del pasado, es la de un estado difuso, integrado y efectivo, así consolidado y fusionado para la sobrevivencia, en tiempos donde lo que se veía no era fruto de un conocimiento objetivo tan intenso como el de ahora.
En ese entonces, acaso, discriminábamos figuras así; difusas, y desconocíamos cuales eran sus bordes conceptuales.
A lo mejor la figura y las formas que antes veíamos eran tan entremezcladas como integradas eran nuestras percepciones y nuestros bagajes de herramientas, con los cuales creábamos una percepción compartida de la realidad.
Haber visto "tal imagen" como si no hubiera sabido qué es, me habría llevado a ver lo que no sé y a haber sabido lo que el orden intrínseco de la imagen me regaló.
Habría sabido, en tiempos remotos y pasados, de animales de irregular pelaje, y sabría de terrosos y secos restos de agua entrampados en los terrenos donde crecí; tendría alguna noción donde relacionar, pero nunca estaría en tal magnífico y distante acontecimiento a plenitud, que solo podría ocurrir como parte de mí, si supiera o tuviera el don de la videncia.
"Don de la Videncia" entonces es el don o el atributo necesario; debo ser vidente para ver lo que no sé o para decir lo que no sé, de manera tal que en su modo se guarde un secreto revelador; debo ver como lo que las cosas son o pueden ser, sin atribuir plenitud anterior a título de calce instrumental; no relacionaré, no estaré a la saga de una seña externa; sabré de mi propia plenitud subjetiva, y sabré trasladar esa plenitud a las cosas nuevas que surjan de tal actitud.
Podría haber visto, en su momento pretérito y con tal ignorancia, ondas de agua petrificadas, o congeladas, como acaso encontraría en lagos o charcas de donde habité, pero de roca; ondas de agua de roca; algo así vería acaso, y me preguntaría, cómo no, de dónde salieron estas cosas. Imaginaría una lluvia incipiente de gotas cayendo al agua de piedra, en distintos momentos del desarrollo de cada onda generada, y así me podría explicar que antes, a lo mejor, quedábamos en esa etapa del pensamiento, congelando asociaciones metafóricas de las cosas, o alegóricas, entendiendo que no había mayor profundidad posible. Entonces termino aquí de comprender, en este contexto, a aquella literatura mitológica proveniente de milenios pasados, donde animales-hombre luchaban contra hombres ayudados por hombres-dioses, y tales narraciones eran la manifestación de una frontera del pensamiento tan parecida a esta asociación que hago acerca de cráteres que son como "ondas de agua petrificadas".
Más allá puedo ir y pensar que no sería malo o desacertado pensar al impacto de un cráter como una onda en la roca, generada tras el estallido de una piedra que arremete sobre tal “laguna”. Esta tolerancia al desacierto metafórico lo siento proveniente del pensamiento de Carl Sagan, cuando en su libro Cosmos aludía a pensamientos “elegantes”, de cuya formulación se podían deducir aspectos rescatables desde un criterio... (ahora puedo denominarlo así, tras legiones de pensadores, filósofos, científicos, lingüistas y otro) ...“fenomenológico” o “pensamiento capaz de colocar al evento objetivo en su esplendor como tal”.
Las artes tenían, en toda esta manera de ver y transmitir que aludo, antaño, un rol no inaugural sino terminal; la visión de las cosas "SIN CONOCIMIENTO OBJETIVO CIENTÍFICO" requerían de estructurar estéticamente un discurso donde las alegorías, los símbolos, las metáforas tuvieran un lugar y, para lo mismo, las construcciones del mundo que veíamos, más allá de nuestra cotidianeidad, eran así de brillantes y potentes; con el arte "terminal"; portador de una certeza cifrada en los signos recogidos desde nuestro ingenio "relacionante".
De esta manera me siento, caramba, bastante fuera de aquello de lo cual, hoy por hoy, se encargan las artes; estas se liberan, declaradamente, de toda función urgente; quieren ser libertad en sí, capaz de ser en sí, sin fuerza ni esfuerzo alguno sino el de enseñar nuevas cosas, nuevos recursos, nuevas maneras de hacer lenguaje, nuevo esto, nuevo lo otro, y ojalá que estadísticamente comprobado en novedad, casi a extremos neuróticos de aspavientos y figuración; “a mí se me ocurrió esto", "a mí se me ocurrió esto otro”; “yo lo dije primero; nadie antes lo dijo así”, y cosas por el estilo. Esta sensación a la que aludo tiene que ver con lo siguiente: ...
...Me siento trabajando para pensadores (de todo calibre, no nos pongamos por sobre las posibilidades dentro del vendaval de millones de escritos e intentos que mis semejantes hacen día con día al respecto…). Me siento uniendo conceptos, ideas, palabras, imágenes, sensaciones de los modos más experimentales posibles, sin aspavientos formales (que quede claro), pero con el mayor sustrato de asertividad posible desde un cuestionarse interior, subjetivo y respetuoso de la propia impronta.
¿Qué es lo que más me gustaría lograr desde mi afán?; pues es claro…
… Me encantaría saber alguna vez que, leyendo alguno de mis trabajos, a alguien se le alteró la manera de ver cierto estado de cosas, de manera tal que desde su propio quehacer sufrió algún estado de iluminación o revelación detonado por estas palabras o alusiones lingüísticas que supo reconocer en mis proposiciones.
Entonces no hablo, claro está, de un extendido estado de generalizada comprensión de mi trabajo, y esto lo asumo como una resignación propia de la conciencia que tengo que no cualquiera, que esté distraídamente pensando en sus cosas más cotidianas, va a sufrir alguna apertura desde mis afirmaciones o yuxtaposiciones diversas. Por ejemplo (y aquí aventuro algo parecido a lo que quiero señalar como de potencial interés para afanados tipos volcados a alguna ocupación de índole creativa, o inventiva o de descubrimiento); ...Soy fuente [poder] de paz y arbitrio constante en mi [resplandor] sereno encierro potencialmente volcado a [destrucción inminente] un silencio generalizado desde el cual [surgimiento] [estallido] [verticalidad ascendente] respiro volumen y espacio, consabido desde mi propio discriminar persistente y confiado.
Comprenderán que solo jugaba a ejemplificar con un intento nuevo, y debo reconocerles que no es de mi entera satisfacción este párrafo anterior, pero con él quería decir que es perfectamente posible que tome semejantes contrastes desde un fluido relato cadencioso, y lo entremezcle con severas palabras capaces de señalar sentidos a contra canto o a contrapunto y en pos, eso sí, de un logro propio del atrevimiento inherente a juntar, de un modo dispar y específico, el decir algo con una generalidad aparente, pero con el aire de un cierto contenido, factible de ser descubierto en la medida en que el lector camine pasos “consonantes” al percibir que, también a él le ha pasado o le pasará algo así; algo como esto que se anotó anteriormente a excusa de ejemplo; alguien que siente (como tantos otros) de un modo arquetípico, encajonado, pero que a la par, por otros carriles, presiente que marchan fogonazos libres de surgimiento señeros y pletóricos de espontaneidad.
Nuestra cabeza discurre y sueña de modos tan atrevidos, tan sorprendentes y tan originales caso a caso, que este quehacer no es sino un reconocimiento a toda aquella sustancia inercial que divaga por el rabillo de nuestro pensamiento contemporáneo, tan fajado, objetivo, específico y puntual, claro, "comprensible", "atendible", "certero", "lógicamente transparente". Capaz de decir con un lenguaje muy especializado lo que ve, lo que percibe, lo que discrimina, lo que identifica y comparte, con el bagaje lingüístico de toda una especie, sometida al cerco cultural que le ha servido para inventar el dinero, construir automóviles, hacer ciudades, llegar a la Luna e iniciar las primeras mediciones in situ, con el fin de colonizar otros planetas, y así.
Tal es mi afán, y tal es el motivo de querer ver como si no supiera lo que veo, o como si no tuviera referente alguno capaz de enseñarme qué es lo que mis ojos están intentando discriminar, por mucho que esté mirando una cocina, una olla con cazuela, o una máquina que domino a la perfección. Y es difícil, pero todo esto lo asumo con el consuelo de tener claro para quienes trabajo; no para todos, pero si para aquellos que pueden encontrar, en mis afanes, resonancias de sus propios campos de trabajo; para entender mejor, para iluminarse, para quedarse pensando en tal afirmación que, acaso, dijo algo que no se entendió, pero que resonaba en imágenes, sintaxis y somero contenido con el extraño fruto de mis, espero esperanzado, sorprendentes aficiones, algo paralelas, y un poco desmedidas en relación a lo que en otros texto me di por denominar “la construcción de la civilización”.
[terminado el 10 de Noviembre de 2009]
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