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martes, 15 de julio de 2008

Meditacion Acerca del Trino Rector de la Mirada Católica del Universo

Sin más trino que la triada rectora del mundo y sus bordes, pensemos en que no hay más borde que el mundo que ha sido, que está siendo y que potencial se presenta, como resquicio secreto de nuestra simplificación del campo de la propia existencia.
Jardín de las Delicias, El Bosco; su ala izquierda fue, ya que fuimos aquel apadrinado lugar donde nuestra alma dormía serena ante el destino y su inclemencia. Ala central, la refriega del mundo presente, sea cual fuere ese momento, acaecido en el tiempo sin medida de nuestra guarida terrestre. Ala derecha, la incertidumbre permanente del temor que nos taladra, sin promesa de esplendor ni de placer, ya que solo de riesgos el alma se aventura hacia lo desconocido.
Al Jardín de las Delicias lo miramos desde nuestra estrecha percepción de las cosas.
Puede que ese jardín tripartito sea un augurio cerrado en su potente veredicto del orden de la condición del alma ante el espectáculo omnisciente del universo que nos aprisiona en nuestras ansias de poder irrefrenable, necesarias para ser condicionadamente hacia el futuro, del cual por cultura, esencia o pertinencia nos retraemos y nos lamentamos.
Puede que el Infierno sea el futuro del católico, ante la amenaza de su propia caída. Temeroso de temer no teme y en ese temor superlativo se condena, engañado por el Paraíso que fue y el Presente que lo enceguece, como aquel bosque conocido, que no dejaba ver los árboles de su propio contenido.

[Para leer un texto posterior a la meditación abajo aludida, y acerca del mismo cuadro, hacer click aquí]

[ir al Post Meditación frente a la pintura "El Jardín de las Delicias" de Hieronymus Bosch (El Bosco)]

viernes, 11 de julio de 2008

El Jardín de las Delicias 2; reflexiones dispersas

1) Mirando detenidamente el cuadro, en lo relacionado con El Infierno, que corresponde al lado derecho de quien mira, no puedo sino sorprenderme en las imágenes de más al fondo, adonde es difícil dejar de relacionar los estallidos intestinos de las verticales y oscuras presencias plagadas de ventanas o claraboyas con los bombardeos de la segunda guerra mundial sobre Londres o sobre el mismo Berlín.

2) Es tan compleja la puesta en escena de la imaginería sugerida en este cuadro, que casi podríamos estar relacionando aspectos hasta el infinito.

El cuadro es una expresa manifestación de videncias


El Bosco dejó escapar su libertad en la imaginería relatada

El Bosco estalló en formas y prudencias acongojadas, en pos de su potente tronadura conceptual

El cuadro es portentoso

El cuadro grita realidades

El cuadro no es abstracto esencialmente

El cuadro es predictivo

El cuadro es inquietante

El cuadro es un discurso extremadamente ordenado de alusiones incógnitas en su explícita manera de refrendar sustancia potente de sinuosa atribución.

No se debe decir que las imágenes de este cuadro son identificables a raja tabla (que es su soporte) con realidades de este mundo solitario

Puede ser que tras los siglos de viajes y aposentadurías extraterrestres, nos encontremos con que su propuesta no fue sino la seña que detonó impresiones distantes de otros mundos, donde efectivamente acontecerá el anhelado jardín de delicias que eternamente estará dispuesto a su persistente relación causal

La propuesta de esta obra, en suma es La Eternidad

¿Por qué?, pues porque todo apunta a la permanente atribución, perpetua en redundancia y consistente en conformación

Lo pintado fue, es y será para siempre

Al no decir “aquello”, quiso decir “lo sé

Es la Eternidad el gran tema abstractamente logrado de esta inconmensurable obra, comparable a la Summa Teológica de Tomás de Aquino, al Arte de la Fuga de Bach, a la Divina Comedia de Dante, o al Templo de la Sagrada Familia de Gaudí.

Enfrente de El Jardín de las Delicias no somos sino seña de un tiempo atrapado en sus rincones de sombra y luz impertérrita.

La pintura, finalmente, no tiene abstracto ni concreto final.

Tal lección para nosotros,...

...amantes del momento y del instante, por breve o persistente que resulte.

viernes, 20 de junio de 2008

Meditación frente a la pintura "El Jardín de las Delicias" de Hieronymus Bosch (El Bosco)

[...como en otras ocasiones, redactado de modo sumamente arcaico]

El Jardín del Edén
Dijo, entrecortadamente, un pulso de potente acometida, en la cierta y frágilmente compañía, sin soledad de hecho y por derecho, y espléndidamente fértil, brota el paraíso en su pertrecho, extraída en verdor de carne y ardor, repartida pertinente en su fragor. Nada por si detenta su esencia, cual partida y ciega obediencia, sin precio ni formada pertinencia, por los siglos de expulsada remanencia.

Entre Caín, y el tiempo que comprende a mi premura, solamente se suspende la persona, de su hermano, cual delgada comisura.

El Jardín de las Delicias
Cual sino que detentamos, la manera, que de signos y costumbres extrajera, más que somos por la suerte, ni designio permitiera, dejara el modo y su trazo a la galera, la suerte de la vida y su cojera. Bestiario que ante tal modo, se sube y se detenta, por la masa y la dispersa vestimenta, extensa por fortuna y por reyerta, de lo oscuro se maleara y cornamenta. Cual presta y delicada mansedumbre, contempla la dispersa podredumbre, que suele y perpetúa su costumbre, ante el ojo que decae por su herrumbre.

El Infierno
Vi, caminos y tortuosos derroteros entretejidos, así, por la maleza de especies enquistadas en su pasado de apuesta y pendencia mancornada, mas cuanto de aquello se deshace, en su propia estirpe arrepentida, de por siempre y por costumbre pervertida, acaso, por anhelo y contrapelo abandonado, y repulso desempeño perpetrado. Sortilegio exacerbado, de piernas y facciones brotadas por tortuosas malformaciones particulares, a la saga de la esperanza, defendida en la profunda esencia de la condena, y tras cual la que detenta, su por si de quien esconde ante su abismo, de infinita caída persistente, hacia aquella luz que no es sino recuerdo, de la chispa de la vida hecha esperanza, ya fruncida por su espera en lontananza.
Tal aire no es sino la clavada esencia del recuerdo, de todo aquello ausente por obra y desgracia del mal obrar, que no constituye mas que el verdadero infierno, de una mueca de aquello muy pedido, sin saber que realmente ya se ha ido.
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