Cada día que pasa soy más creyente en Dios, y menos creyente en quienes lo administran; cada día tengo más consolidado mi propio sistema de creencias, que se comienza a sentir liberado de todos los hechos que supuestamente detonaron nuestro estado de cosas, pero de los cuales nadie es capaz de demostrar nada. Y la verdad es que no hay nada que demostrar, y nada obligatoriamente hay que creer. Somos libres de creer o de no creer; allá todos ustedes con lo que decidan, o allá todos ustedes con lo que los inspira espiritualmente, para mejor, ojalá.
Felices fiestas de fin de año; son necesarias, tanto para los cristianos como para los otros credos, calendarios, climas, culturas, idiomas y situaciones.
Que nadie les diga qué hacer con sus vidas; sigan sus propias convicciones constructivas y generosas, y de nadie acepten monsergas y sermones dislocados de los hechos dispersos y contradictorios; solo el buen ejemplo vale.
Busquen su propia originalidad, y encuentren la manera de ponerla junto a la vida de los demás.
Un abrazo.
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