[©SmcArq] De mi libro en elaboración llamado "Reflexiones alrededor de una (Ética en las Artes)" les presento la fracción Nº 111 (de 350), elegida por su extensión, ni tan extensa ni tan breve:"111. La obra poética, en su torsión efectiva de interrelaciones, es artística.
La consolidación social del término "poema" es distractiva e imprecisa, pues cuando deseamos definirlo lo ligamos a arquetipos verbales rígidos e impotentes.
Si el arte precisa de su suscitante capacidad, y este es capaz de generar por sí tal atributo, cualidad, hecho o percepción, entonces el arte puede entenderse como un gestor de poemas, entendido en su más extensa acepción.
Sin perjuicio de esto, tal hecho - "el poema” - establece su nexo con todo el arte en cuanto el primero inicia su existencia en la libre composición y anexión de elementos afines, cuya inicial parte fundamental es "la palabra".
"Palabra" entonces es un concepto tan amplio como fronteras existan en las artes todas.
La “palabra” ni se inicia ni termina en su dicción idiomática específica, del mismo modo que el “poema” ni se inicia ni termina con la sintaxis palabrezca convencionalmente aceptada.
La palabra y el poema se han caricaturizado en el mundo como el manojo de palabras ordenadas idiomáticamente obedientes en pos de un sentimentalismo humano “que canta” y constata todo aquello digno de su “elevada” y suntuaria atención.
Por lo anterior, sin estar necesariamente dicha o escrita, la palabra es el ladrillo de la obra de arte, siendo el poema algo bastante mayor que aquello que la dicción puede reproducir.
Una obra de arte siempre se constituye en poema.
Un poema, cuando menos, es un manojo de palabras ordenadas rítmicamente. Una obra de arte, cuando más es todo aquello capaz de generar a aquella “abstracta sensación de sentido imperante, por sobre los fragmentos discriminables desde su soporte, sea cual fuere este”.
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