domingo, 15 de mayo de 2011

[Parte 2; Conclusión] Simples disquisiciones en relación a la supuesta y dudosa trascendencia de la obra musical "Helicopter String Quartet (1993)" de Karlheinz Stockhausen


[©SmcArq] La verdad es que no he logrado acercarme demasiado a esta proposición; han pasado los días y la aparente virtuosa y potente simpleza que veía en la propuesta se me ha tornado en vacío hueco y ambiciosamente cursi; estamos claros, la intención era promisoria; cuatro helicópteros vuelan juntos, y en su interior cuatro intérpretes se alimentan de los pulsos de los helicópteros, que son cuatro naves de la misma marca, del mismo modelo, que dificil y aleatoriamente podrían unirse en sus sonidos, siendo más la mente humana la que podría encontrar convergencias que la realidad propiamente tal, y si los cuatro intérpretes interiores están interconectados sabiendo lo que los otros tres tocan, serán ellos, humanamente los que podrán converger a un estado grupal interpretativo que no constituiría más novedad que la que originalmente las experiencias jazzísticas logran poner en obra.

Me da la impresión de que la idea es buena, los intérpretes pueden ser todo lo buenos que se quiera, podrán los helicópteros ser todo lo predecibles o impredecibles en sus pulsaciones, pero todo esto no está gobernado por algo más que un azar que no me imagino cual podría ser su patrón común en cada caso de cada vuelo de cada grupo de cuatro helicópteros nuevos con cuatro nuevos intérpretes, ya sea aquí, allá, o con esta marca y modelo de helicóptero o con cualquier otra, ya sea con este tipo de intérpretes o con otro tipo.
No se percibe la forma más que como la manifestación de una idea, la que se habría bastado en su exposición verbal.
Esta propuesta no es más que un fracaso, desde mi muy modesto y musicalmente ignorante punto de vista; la forma puede ser cualquiera, y los resultados pueden ser cualesquiera. Como "performance" podría catalogársele, pero no la compro; todo esto de las performances son dejadas a la mano del azar, y ese azar es cualquier cosa, de cualquier manera y ante cualquier resultado; no se necesitaban helicópteros, ni se necesitaba un "Cuarteto de Cuerdas", ni tenían que volar las naves para entender que todo esto ha resultado un fiasco de proporciones grandilocuentes; pueden guardarse todas las explicaciones posibles, que no son de interés al ver videos de registro que comienzan en cualquier momento, y terminan en cualquier momento y que no apuntan a nada sino a pedazos sin destino ni amarre.
Stockhausen, si siempre termina en estos resultados, no se me presentará más que como un encantador de serpientes (espero en el futuro concluir que estaba, yo, equivocado), insertado en un ambito figurada y mentirosamente "culto"; el título de "Cuarteto para Cuerdas y Helícóptero" no se me presenta menos gracioso que los títulos de los humoristas argentinos Les Luthiers, cuando titulan a sus instrumentos por ejemplo como  Contrachitarrone Da Gamba o como Chelo Legüero, para dejar en claro, en ese caso en especial, la burda sintaxis entre un instrumento de uso masivo y popular en latinoamérica (¿guitarrón?; ¿Bombo Legüero?) con la siútica asociación hacia la "Viola Da Gamba" en el primer caso, un  instrumento medieval relacionable con la música "culta".
Ansío estar absolutamente errado en mis apreciaciones, sin perjuicio de que ahora no puedo sino concluir lo expuesto en relación al fragmento musical presentado.

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