[©SmcArq] Esta ecuación es simple; corresponde al segmento de profesionales chilenos que, recién titulados, se fueron por hordas a Barcelona, España, en la década de los noventa y dos mil, porque "...allá estaba pasando todo y había que estar allá", aunque fuera de mesero (de esos de local refinado, con delantal negro, y corte de pelo caro), pero la cosa era ir, hacerse una vida y regresar a Chile ofreciéndose en cada reunión social para cocinar la paella, o cualquier plato que fuera consonante con tal acometida ya concluida. Todo a la vista, como siempre, pues no se trata solo de "ser", sino que también se trata de "parecer".
Dentro de este estereotipo hay muchos subconjuntos; por ejemplo están los que matizan su garzonería con ser DJ en locales a la moda; están además los que efectivamente lograron entrar de dibujantes (trazadores) en ateliers de arquitectos afamados, etc.
Uno de los instantes cumbres de estos espécimenes está en casarce con una española buenamoza y profesional, y tener un hijo con ambas nacionalidades. Y así estar yendo de allá para acá, y viceversa.
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