[©SmcArq] Inventor de imágenes, en relación a la yuxtaposición de palabras que se agrupan de un modo artificial, generalizó el término Creación a un límite que me pareció, y me sigue pareciendo, exagerado…
…Puedo decir que mi corazón es un tornado aprisionado en las paredes del alma, pero eso es un invento, no una creación; crear es dar a luz algo nuevo, algo absolutamente nuevo, y no simplemente reunido como un zapato y un amanecer, donde lo segundo se calza en lo primero, pues no se ha dicho cómo se hace para lograrlo, y si yo tomo un concepto y lo yuxtapongo a otro, obtendré un resultado de todas maneras, lo que no garantiza en lo absoluto que el hecho sea algo tan original como un ser vivo o un aerolito. Puedo estar toda la noche escribiendo trenes de palabras sin sentido, extasiado por el aleatorio resultado y en el talento que me embriaga; marea vertical, huracán de sobremesa, banquete de los vientos sobre el plato cóncavo del valle, Batalla de la tristeza contra las huestes de tu ofensa, el océano navega sobre la mar de barcazas rizadas, solemne gema absorbiendo oscuridad, andanada de riachuelos erguida, la luna se derrama sobre el follaje, mi vida es un remolino de muecas, y así.
Huidobro inventaba, y con un talento inmenso. Hizo poemas absolutamente banales como Paquebot, donde su visión es abstracta y analítica, fría e inconmovible, dejando atrás toda intención relacionada con el origen del poema, que no es ni más ni menos que el autor, la persona subjetiva. Enajenó en docenas de poemas el sentido, por desvelar la supuesta ansia de aparente creación. Sin embargo no se le puede negar coherencia en el error, pues habla en Arte Poética acerca del poeta como un pequeño Dios. No creo que el poeta sea un pequeño Dios; no creo que valga la pena desoír el llamado del sentido de las cosas en pos de la ecuación banalmente auto sustentada.
Creo que Huidobro desperdició su inmenso talento en un fárrago de poemas, encandilado por sus ansias de divinidad vanguardista. El poeta no es un pequeño Dios, sino que todo es un inmenso poema paradojalmente armado de la nada percibida. Esta es la clave; Huidobro no partía de nada, o al menos de algo que se pareciera a nada; partía del comburente de las palabras; suerte de detonantes forjados por cientos de miles de años de ver y no saber formular.
No es necesario auto ungirse como la divinidad; a no ser que Arte Poética fuera un texto evangelizador, y como tal, capaz de sentirse con la licencia de degradar la revelación, haciendo de la naturaleza una gran mentira pedagógica.
Huidobro fue un hombre profundamente creyente, lo sostengo con el abdomen en el suelo y azotando los dientes contra las baldosas; su poema Pasión, Pasión y Muerte (que en sí y por sí justifica toda su obra) es el escrito de un humilde hombre contemplando a Dios desde sus pies, ensimismado en un paganismo impostor. Fue un hombre demasiado extasiado consigo mismo, y no lo digo con reverencia, lo digo con coherencia.
Entre desaciertos y desperdicios de inmenso genio, Huidobro escribió un puñado de poemas o de versos, desperdigados entre textos perdidos en la ambición creacionista.
Pero no nos confundamos; su aporte es inmenso; su aporte es realmente inmenso, pero desde esos escritos a los que aludo, puntuales y definitivos; universales, cósmicos y absolutos. Ejemplos: Arte Poética, Pasión, Pasión y Muerte, algunos fragmentos del increíble Altazor, verdadero Crisol de imágenes atadas por un rumbo empecinado. Contraejemplos: Horizonte Cuadrado, Tam, Manifiesto Tal Vez.
Pero hay algo más grave todavía; en realidad lo que aparentemente creía hacer Vicente Huidobro con las yuxtaposiciones de palabras cargadas de imágenes, no fueron más que simples metáforas escondidas; ocultas, agazapadas tras el manierismo moderno. Pensemos en esto un momento…
…Si digo vierto el mundo en el molde inerte del vacío, establezco una cosa en otra como lo hacen las simples metáforas; …qué se yo; nubada enrollada en los troncos amazónicos, y cualquier otra cosa así…
…al decir que estoy “creando” cuando solo deformo y saco de contexto los elementos naturales, solo estoy mintiendo, solo hago petardos de artificio capaces de encandilar; de hecho ahora que escribo estas líneas recién me doy cuenta de esto, y no dejo de molestarme ante semejante prestidigitación literaria. Huidobro; …el poeta no es un pequeño Dios, sino un milagrero. Vicente Huidobro sola y únicamente eliminó el “como” comparativo de las milenarias y acostumbradas metáforas (mi alma es “como” la tierra reseca y agrietada, se cambia por el alma reseca y agrietada), y se auto-convenció que estaba siendo un pequeño Dios, cuando no fue más que un elegante ilusionista literario, sorprendente, pero perdido en sus metáforas mutiladas.
Lo siento, pero es mi opinión sincera, dada desde aquellos ejemplos detonados desde mi propia inventiva, para no atacar banalmente al criticado, ni sacar de contexto sus diapositivas surrealistas.
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