Defensa de la Casa de la Cascada

[©SmcArq] ¡Y claro que no necesita defensa!; es un juego de humor el aludir a tal asunto.

La casa de la cascada de Frank Lloyd Wright no necesita de nadie ni de nada; es bella por obviedad, y porque logra su plenitud como pocas obras de arte en la historia. Muchas creaciones pueden acarrear polémicas, diferencias de opinión. En otros casos se puede alegar que no hay relación con el entorno, o que las cosas se ensimismaron, o que la forma y la función se desvinculan, o que podría haber estado en cualquier otro sitio la creatura, pero lo que ocurre con esta obra arquitectónica es de tal evidencia, elocuencia, serenidad, afortunado contraste, elegante contrapunto y sobrecogedora inserción en el paisaje, que solo caben el halago y la loa fluida.

Desconozco en detalles la historia que gestó a esta obra, pero tengo entendido que fue una apuesta del arquitecto la del emplazar la vivienda sobre la cascada y no ante ella. Tal apuesta es potente, y articula en sí la forma que, ahora, vemos como la afortunada señal de vida y estadía.

No solo sirve a sus fines interiores, sino que además enseña cómo ver el lugar; la casa de la cascada es un patrón de medida del bosque, del arroyo, de las piedras, del verdor, de la agreste soledad desde la cual surge tal apuesta como triunfo moderno de la plataforma artificial que consuela la estadía del hombre por sobre su reino exterior que mira y aleja la dignidad aquella que la distancia renueva al volverse para ver l a p r e s e n c i a d e u n a f o r m a q u e r r e n u e v a e n c a d a i n s t a n t e l a e s t a d í a y l a d i s c o r d i a s u s p e n d i d a d e l p a i s a j e y s u r e f u g i o.

Es una proeza la que se logra en esta arquitectura, moderna, desplegada en contrapunto, de torre y verticalidad atenuada, en su entrecruzamiento majestuoso.

Cabalga la mirada en sincopadas visiones de trueque de ascenso forestal en piedra atolondrada que sube y que detiene su huida cuando explota su balcón plataformado en grosor y blancuzca detención y asoleamiento.

Luz y sombra, calor y estancia, recorrido y sinuoso arribo, repartidos departamentos y dormitorios allegados al calor de un paisaje recogido, recreado, volcado y conformado, potenciado y moderado, cual cigarro liado en pos del humo que emana de un cuerpo sereno que mira a la distancia cual corporeidad inherente al alma que contempla cual si fuera un lugar subordinado al ojo que suspendido en tal humo extiende su dicha hecha trazo de forma segura en augurio de verde y celeste pórtico esfumado, que si se tiene se aviene y si se vuelve sobreviene, y late el alma y pulsa la casa su melodía de cascada que trina el paso y la contemplación de una musa que mora en sincronía de detalle, esfera, vino, jazz, calor, alfombra, mueble, arrimo, descanso y familiaridad.

Por momentos pienso que tal arrullo de hogar no debe ser sino un pariente de hormigón, que mora en alma de abrigo y caricia desde su árbol atrapado en viga y muros recogidos. ¿Cómo estar y no ver tal serena melodía al ir y venir en la vida cotidiana que pudo haber albergado, cuando no era museo ni lugar de peregrinos, ni visita obligada, ni academia fraguada en yeso y estuco luminoso?...

[...Cuando la excesiva luz me acoge, y el calor es el suficiente, y el libro se dejó leer y el silencio se hizo carne, y el aroma del almuerzo logró hacerse materia, me ha ocurrido que no he sido capaz de sostener, en mi vida, tal potencia de goce y estadía (no allá; hablo de mi persona y de mi inquieta falta de templanza), y he dejado la paz y el melifluo ardor de cuerpo, manta y vista, para "hacer el frío" y darme la gélida baranda que nutre su inquietud en texto y agresivo, pertinaz y penetrante pensamiento. Y así, no creo que el lujo de una calma cascada en agua y piedra enfundada en la casa que late y pulsa a su entorno, pudiera abrigar mi especie de espartana neurosis creativa sin calma y sin placer.

Ni crear ni hacer arrojan en mi alma la poderosa potencia de latido y candor esplendoroso de cada situación, cuyo espacio se entrelaza y se empodera de la hoja, del abeto y abedul atolondrado, vibrantes de rama y nieve posada en suelo y vidrio cristalino que congela la caída y contempla al ave migratoria extraviada.

Pues claro, mi defensa es de la Casa de la Cascada, no de mi modo de ser ni estar, que hace un todo de nada y mira la belleza en la charca enlodada de ensalada y basural arrimado a la cuneta renegrida de una urbe marginal. Ni lujo ni pobreza sino indistinto albor de Dios en el detalle indiferenciado de un mundo que galopa en sus expectativas diversas, donde los hombres se avienen como lapas al roquerío. Yo no soy eso; más bien soy medusa que envenena la mano invasora en pos de la gélida caza de esplendor enquistado en su oropel.

Y qué tanto; tal fulgor de cumbre de arboleda sutil que alimenta su tronco en cascada repentina y atrapada en la casa extendida en su alzamiento, no es de mi vida ni lo será, ya que no vengo ni voy por esas cosas, asunto por lo demás impertinente, si de anhelo de tantos otros conversamos].

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Fotografía obtenida de...
http://www.creativerivers.com/FallingwaterWright.jpg

Imágenes arquitectónicas obtenidas de...
©Cristobal Vila
http://www.etereaestudios.com/docs_html/fallingwater_htm/overall_plans_01.htm

Nota final: agradezco a Cristobal Vila su autorización para utilizar las espléndidas, trabajosas y magistrales imágenes de esta Obra de Arte, de la cual nunca se terminará de escribir y opinar.

Recomiendo sobre todo la elegante película en Realidad Virtual, realizada por Cristobal para la casa que nos ocupa. Su link es http://www.etereaestudios.com/docs_html/fallingwater_htm/fallingwater_index.htm

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Links...
http://www.fallingwater.org/
http://es.wikipedia.org/wiki/Frank_Lloyd_Wright
http://www.franklloydwright.org/