El tema de navegar en el camino del bien es complejo y relativo; NO ES VERDAD que el bien obedece a referencias absolutas (así como así), por cuanto sería muy fácil tomarlas (a aquellas que todos enarbolan Dios, Amor, Paz, Tolerancia, Justicia etc, etc, etc...), y obedecerlas a pies juntillas.
La cosa está en darse cuenta que tales principios no bastan, y en verdad no basta nada si no dejo la ingenuidad y/o la malicia al actuar; hay que ver donde se está, y hay que analizar lo más rápidamente posible el sistema de referencias existente, y conferirle en tu actuar el sentido más caritativo que sea posible.
Ejemplo: hay militares nazis que ayudaron mucho a los detenidos en los campos de concentración, y a la vez había judíos que eran los soplones-policías que comían mejor, dormían mejor y tenían relativamente asegurada su sobrevivencia. Entonces no por haber sido nazi fui malo, y no por haber estado en un campo de concentración fui un pobre angelorum llevado por los vientos huracanados de los cuatro jinetes del apocalipsis. De esta manera hay mejores criminales que peores religiosos, y no porque adore a Dios a gritos, a saltitos o a vociferantes declamaciones voy a ser más creyente, y no porque sea un criminal voy a ser un mal tipo, sumado a que hay tantos delitos distintos en alcances y calibre.
Muchos criminales lo son por su medio y su historia, y muchos tipos son exitosos por la herencia que han tenido; así es como se trata de hacer lo que mejor se pueda con lo que se recibió, nunca desatendiendo a esa polilla esquiva, variable y juguetona que nos lleva a actuar mejor de lo mal que podamos hacerlo, ya sea desde el lado de los segregados y de los discriminados o ya sea del lado de los perfecta y firmemente asentados sobre las prerrogarivas que la vida les ha dado.
No basta con dar ni basta con robar para ser un santo o un delincuente respectivamente.
No sé; me imagino que el mundo de la justicia no es el mundo del bien y del mal, sino que es el mundo de la equitativa repartición de los bienes disponibles y de los castigos pertinentes, para el mejor funcionamiento de una sociedad donde la acción rescatable navega de ola en ola, no obstante los móviles y las profundas razones argûidas.
Volvemos al sentido entonces, que es conferido por la poesía, que en definitiva es la encargada de hacer explícitos tales profundos motores que hacen girar al hombre, al mundo y al resto de las cosas que vagan atráidas entre sí.
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