Se puede hablar de muchas cosas. Se puede hablar inclusive de nada, pero de ese nada que se puede hablar es de una nada que no es nada sino que es algo que de tan vacío que es se le relaciona con la carencia de contenido. De la nada de la que hablo es de la fórmula en sí que se intenta delinear en la conjunción de palabras consistentes.
Es como si de puro ensamblar significados paradigmáticos, surgiera eso otro que se alude, más, ¿cómo juntar cosas tan impredecibles a priori, de manera tal de casi materializar aquello intangible que subyace en tantos elementos que distinguimos?.
No entender, solo vagar por los rumbos que en nuestro cerebro se delinean o casi se ensamblan; esa es la manera que recomiendo.
Secretos en suma de variaciones inseguras en su presencia, pero fundadoras en esencia.
Tal manera es extraña, agresiva acaso para quienes no encuentran rumbo en este trance.
Todo esto, más matemático que literario, no es sino surgimiento.
Surgimiento es la palabra adecuada para todo esto.
Es como si de puro ensamblar significados paradigmáticos, surgiera eso otro que se alude, más, ¿cómo juntar cosas tan impredecibles a priori, de manera tal de casi materializar aquello intangible que subyace en tantos elementos que distinguimos?.
No entender, solo vagar por los rumbos que en nuestro cerebro se delinean o casi se ensamblan; esa es la manera que recomiendo.
Secretos en suma de variaciones inseguras en su presencia, pero fundadoras en esencia.
Tal manera es extraña, agresiva acaso para quienes no encuentran rumbo en este trance.
Todo esto, más matemático que literario, no es sino surgimiento.
Surgimiento es la palabra adecuada para todo esto.
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