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A simples palabras, la existencia de los hombres como especie se debate en un permanente “deber hacer” que los aleja a todos y cada uno de lo que sueñan realizar. ]...
...Y se me hace entendible esto, pues hablo permanentemente que el sentido poético de las cosas se la juega inclusive en trazar a contrapunto la dirección hacia donde señala, de manera tal de ser “por sobre” sus componentes.
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Luego, es aceptable pensar que la poesía de la vida, la que todos buscan en la cotidianeidad inclusive, esto es, la búsqueda de sentido de lo que se hace, galopa a contrapelo inclusive de la existencia que a cada uno le ha tocado vivir, y por sobre los hechos, el sentido debe campear. No teniendo razón cada uno en justificar la falta de poesía ( o de sentido si se quiere) en sus vidas.
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Claro, es fácil decirlo, pero si vives una vida de torturas por las razones que sean, dirás que no se le puede exigir a alguien que, más encima del dolor que siente, le encuentre sentido poético a sus sufrimientos torturantes.
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Pienso en Borges en el cuento “La Escritura del Dios”, donde nos introduce en una vida que termina siendo iluminada por la comprensión de Dios en el ritmo y cadencia y ordenamiento de las rayas del tigre que lo va a, literalmente, carnear; entonces siente el protagonista del cuento que tuvo sentido su vida hasta donde llegó, por las razones que fueren, si así llegó a ver al absoluto de la existencia (para no ser majadero con el nombre de la divinidad que a muchos irrita) en la escritura del dios establecida constructivamente por la disposición coherente de las manchas lineales del felino aludido.
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Pero se me ocurre pensar que con este tipo de conclusiones puede salir algún canalla, con que le puede hacer el mal que se quiera a sus semejantes, por cuanto son ellos los llamados a verle sentido al mundo no obstante ser sumergidos en aceite hirviendo.
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Sin duda que no me refería a este tipo de pensamiento, cuando hablo del deber de poetizar los propios hechos, pues el deber de poetizar la propia existencia es un hecho de soledad absoluta ante la condición de criatura, donde nadie puede intentar marcar pauta y razón o establecer la justificación de los propios actos en la búsqueda de sentido de los demás.
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No olvidemos que la visión de la recta que apunta al destino por sobre el caos, es un hecho que establece y determina la plena libertad de quien contempla subjetivamente el mundo, o sea, como un sujeto más que como un objeto.
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La vida es poética en esta manera de ver las cosas, por cuanto pide de atravesar las cosas con la propia visión sea cual fuere el hecho en cuestión.
La vida, por ser subjetiva es poética entonces.
Y así podemos decir que la poesía que se busca subjetivamente la propia revelación, es la conducente a la sensación de libertad individual.
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Doctor Zhivago, desde el vagón en movimiento que lo llevaba a Siberia, por una ventana insignificante y enrejada, contemplaba la luna, a la vez que el Director del filme establecía una relación de esta intensión de mirar pleno, con el esbozo de una sonrisa del actor con la vista hacia arriba e iluminada, junto a unos acordes ya familiares a esa altura de la película, relacionados con la sensación de que el contexto que se ve y se escucha en la pantalla, es especialmente importante y grato.
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Decía el filme, pienso, que Dr. Zhivago era pleno contemplando el brillo de la luna a través de la ventana insignificante del vagón-celda que lo llevaba a su destino, esto es, que era feliz a pesar de todos los hechos que lo rodeaban, al menos por un instante, … de soledad ante sus propios sentidos, revelados desde una capacidad de contemplación plena desde el punto de vista estético.
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Tengamos en cuenta que se establece una suerte de “lectura” de la escena por cuanto la luna se transforma en un signo o símbolo u objeto significante (signo implica significado; se entiende; signo implica señal) de destino contemplativo que no necesariamente es compartido por todo el mundo;
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Pero todos entienden el sentido de la escena, magistralmente editada y ensamblada, por cuanto pueden leer de esa luna lo que esa luna quiere significar no obstante la diversidad de hechos que puede traerle a cada uno por separado. Y tenemos una redundancia interesante pues por medio de una edición adecuada junto al ensamble que se hace con los acordes ya mencionados, se establece una dirección de evidencia de lo que se quiere mostrar TAN acertada que pensamos en la poesía del filme en ese instante, que por lo demás quiere ser presentado como un instante poético.
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Querer transmitir la poesía de un instante de otro ser humano en soledad con su alma por medio de un acierto poético cinematográfico, nos lleva a otro nivel de la conversación, que prefiero posponer en su fondo para otro escrito.
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