Hay algo delicioso en términos intelecto-cerebrales y es plantarse, con la sensación intuitiva de que será posible de inmediato, superar aquella inminencia ,vaga pero precisa, para concretar, verbalmente un entendimiento revelador y claro, acerca de un momento de la vida en el cual, determinados sucesos y datos presentes, "cuajan" en una breve sentencia, ambiciosamente definitoria y portadora de la tensión semántica necesaria ante la cual el vago, el negligente y el simplón sucumben, pero el persistente encuentra ni más, ni menos, que un desafío a sus capacidades, a ver si tal proposición es tal, en la medida que sus sintaxis operan ante un entendimiento pertinaz, que acomete muchas veces, a ver si la fórmula despliega, un orden diferente y preciso, respecto de un hecho todo lo cotidiano que se quiera, pero todo lo nuevo y descolocador que pueda, en la medida que transporta, inclusive a su autor, a otro mundo que, como dijera Paul Éluard, siempre se encuentra aquí mismo, en nuestras mismas circunstancias, pero con otra impronta vital, capaz de revolucionar nuestra esencia, para volvernos otros; otros mejores, otros mismos y otros seres poderosos y volubles, como etéreos serán los dichos, desde ese mismo momento y para siempre, hasta el día de una gloriosa y plena muerte corporal. Amén.
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