Una profecía se hace popular y pasa a formar parte de las culturas mundiales. En el presente, por dar un ejemplo, un terrorista (o un militar golpista), debe elegir horas, fechas, lugares y modos de perpetrar sus acciones. Cuando muchas fechas dan exactamente lo mismo, no cuesta nada tomar la literatura disponible y hacer coincidir los dichos previos con las acciones futuras, de manera tal de incrementar, estratégica y trascendentalmente, el daño e impacto social requerido. Las ansias de lo fantástico completan la labor pues sí, definitivamente, hay coincidencia, y no fue casualidad porque las coincidencias no fueron por pura coincidencia; las coincidencias fueron producidas adrede.
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