...que, en una gran parte, lo aprendí de Fellini. Se detona abandonando toda expectativa y amando la luz y las cosas que esta acaricia o configura. Tu avanzas por los detalles, las piedras, la humedad y el sonido. Y cada tránsito leve es un viaje de descubrimiento. ¿Descubrimiento de qué? pues de tu reiterativa satisfacción de saltar de arena en arena, de basura en basura o de abandono en abandono. Y como brilla la playa o refulge la noche de luna llena, así eres tu. Llamémoslo comunión (pueden llamarlo como gusten)
Vean en "La Strada" (1954) esas leves caminatas de Gelsomina en las que, encuadre tras encuadre, surgen niños que la acompañan. Esos niños son - en mí interpretación - el amor recíproco de Gelsomina y el mundo que ella ilumina. Ya verán cuando ella decae y el mundo se vuelve invernal, frío, solo y triste. Esa es la escuela de vida que me ha dejado Fellini, esa es la función del arte ejemplar; enseñarnos aquellas plenitudes vueltas técnicas, métodos y caminos, encarnados en encuadres, pinceladas, notas musicales, planos secuencias o contrapuntos. Ese es el bello sentido y así, también, es mí auténtica felicidad.
Buenas noches.
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