LA INSOPORTABLE E IRRITANTE LECCIÓN QUE LA CIENCIA LE DA A LA POLÍTICA Y, POR AÑADIDURA, A QUIENES SE ENORGULLECEN DE HABER FIJADO SUS IDEAS EN EL TIEMPO Y EN EL ESPACIO

Usted se convenció de que sus ideas, con las que se siente cómodo porque se le asemejan o quisiera asemejarse a ellas, son las mejores para su país y, acaso, para toda la especie humana. Sus ideas políticas se le han presentado en una estricta relación de reciprocidad, de manera tal que usted piensa o cree pensar que sus afinidades, en cuanto tales, son las que el mundo necesita porque usted se tiene confianza y, de tal manera, se convenció que sus pensamientos, fijados y congelados en el tiempo, fueron, son y serán los únicos por los que vale la pena luchar, pujar y votar y, así, ya decidió que, aunque los tiempos cambien, muten y se transformen, usted seguirá sosteniendo las mismas ideas por respeto a un intransable sentido ético y estético de la coherencia y lealtad para con aquellos que piensan parecido a usted y para con usted mismo, un tipo fiel a sus decisiones y a su capacidad de ser predecible y confiable. Y así será para siempre, aunque dude por momentos.
En resumen usted cree que se siente más cómodo persistiendo en sus convicciones que cambiando de modo de pensar, al revés que Johannes Kepler que tuvo que ABANDONAR todo un hermosísimo sistema de conceptos, basados en la relación de las órbitas planetarias solares en inmutable coincidencia con los solidos geometricos regulares pitagóricos, porque la realidad y los datos objetivos, recabados en su época por Tycho Brahe, señalaban que no servían, EN LO ABSOLUTO, para explicar y resolver los asuntos que le ocupaban e interesaban, al punto de ser BASURA, por muy bellos y pefectos que lucieran en el papel y las expectativas de su autor. Elija entonces.