Hay quienes llevan décadas concibiendo al mundo de una determinada manera y, en el cerebro, ya se les han consolidado profundas "autopistas nerviosas" por las que terminan, siempre, saliendo hacia el exterior de la ciudad.
Camino a la cordillera en El Cerrillo de Rengo, por el brazo norte del cerro Huilquío, hay un sendero de más de un siglo que asciende hacia el Estero Los Leones y el inicio del estero Tipaume; es el único sendero hoy visible y, por ende, disponible. Es tan usado que ya debe tener un metro de profundidad - o más - en varios lugares. Cuando lo recorres a pie o a caballo hasta el Portezuelo de El Ciruelo, en el ascenso, te sientes muy seguro pues es imposible desbarrancarse; avanzas metido en él hasta mas arriba de la cintura si caminas. El tema es que ese sendero no deja de llevarte SIEMPRE adonde mismo y te impide, en su seguridad, imaginar la posibilidad de hacer un desvío hacia otros lugares. Terminas, cada vez, en el mismo portezuelo dándote la misma vista y paisaje que te imaginas dominar y al que tienes por los únicos posibles de apreciar, dado el evidente camino previo.
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