Por momentos todos tenemos alguna visión de la plenitud de un cierto modo y rumbo de las cosas. Luce como un destello del espacio-tiempo y se graba en la memoria como una fotografía bañada por un rayo de luz focalizado. No es que sea así pero así se lo puede aludir y así se lo recuerda. La mayoría de la gente no tiene la menor idea de cómo referirse a él y no hallan nada mejor que valorizarlo como un todo innombrable. Dicen que no hay palabras para lograr expresar aquello y en tal expresión de impotencia depositan toda su confianza.
La gracia es padecer lo anterior sin ayudas, sin estímulos, ni estimulantes. La gracia, también, está en reducir la vida a su más cotidiano y ordinario denominador y, no obstante tal renuncia a las mágicas expectativas, lograr que casi nada se vuelva prácticamente todo lo digno que vale la pena vivir
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miércoles, 11 de abril de 2018
LA PARADOJA DE UNA BUENA VIDA
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Entrada publicada originalmente a las
10:50 a.m.
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