Esas mismas personas que huyen, en el fondo, no se referían a cambiar al mundo cuando hablaban de “creatividad”; sólo se estaban refiriendo a darse o permitirse cosas más llamativas, brillantes, rimbombantes y, aparentemente, novedosas, para poder andar por la vida,acostumbradamente común y silvestre,con una sensación de mayor alegría,jerarquía y optimismo social , en relación a objetos o situaciones que, al menos, simulen un estado personal de “actualidad” e importancia.
Patética mediocridad es tomar
"así" a la creatividad. Y así solemos ser la mayoría de nosotros.
Reconozcámoslo y afrontemos el lugar donde estamos parados en relación a los
demás (y, entre los demás, en relación a determinados creadores, a los cuales
solemos ignorar a título de autodefensa) y démonos cuenta que, cuando nos aferramos a determinadas palabras que nos
prestigian si las pronunciamos, normalmente estas nos quedan muy grandes.
Aprendamos a desprendernos de aquellas palabras que nos superan como personas;
palabras que nos miran desde arriba y, ante las cuales, nos sentimos
determinados con nuestras limitaciones. Aunque esto no nos guste.
Pintura de Jean-Michel Basquiat, a título de ejemplo |
[Conclusión]
Si tenemos limitaciones,
hablemos desde ellas, en vez de andar diciendo cosas de las cuales no nos
podemos hacer cargo, sin perjuicio de, anteriormente, habernos recocido los
sesos y refrito los ojos leyendo mil cosas aparentemente atingentes.
P.S.
[Paradoja humorística] Lo anterior, en atención al nº 7 del Tractatus logico-philosophicus de Ludwig Wittgenstein que dice que "De lo que no se puede hablar, mejor es callarse." :-)
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