Eso es una cosa. La otra es la realidad de cada uno de nosotros, caso a caso, fuera de la posibilidad de escudarnos en los dichos que somos capaces de construir.
Menos vil será quien pueda, desde sus acciones, dar cuenta de una menor distancia entre la tendencia referida con respecto a cómo se desempeña en cada acción cotidiana, la cual acostumbra no ser "constructiva-edificante-posit
Muchos de nosotros tenemos claro que, para "salir adelante", a veces hacemos caso omiso de lo que sabemos se debe hacer, pero suele ser asumido como simples "pausas éticas necesarias".
Estas "pausas éticas necesarias" que, normalmente, nos vemos impulsados a emprender, las sentimos próximas en la medida en que apuntamos nuestra vida hacia "Los Grandes Momentos Existenciales"; esos instantes cúlmines de nuestra vida adonde podremos olvidar, replegar, guardar o contrarrestar todo eso "disfuncional" y poco íntegro que hemos hecho mediante ejercicios de síntesis existencial tendencioso, oportunistas y, evidentemente, interesados (se trata de nosotros mismos).
Por eso tanta gente gusta de buscar la plenitud de algunos instantes, LOS MENOS POSIBLES; ojalá uno o dos al año, así pueden hacer lo que gusten en el resto del tiempo.
Y no se trata de eso de "lo que dices es lo que no eres"; se trata del continuo de la vida, más que de los instantes rescatables.
A lo que me refiero con todo esto es que, a lo mejor, acaso, digo yo (a título personal), si buscamos aquellos instantes magníficos con tanto empecinamiento es porque el resto de nuestras vidas son todo lo contrario a ellos y no queremos cambiar eso, pues tal disociación nos sirve, para hacer lo que se nos venga en gana la mayor parte de nuestra existencia, y celebrar lo contrario A VECES, cuando nos conviene para nuestra propia conciencia aletargada.
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