El regreso a casa del Pije Ficticio desde la cafetería es patético pues, o viven solos a expensas de los hijos porque la esposa los abandonó, o viven con ella y a su arribo reciben la mirada pasivamente condenatoria de quien tuvo que deslomarse para mantener a semejante zángano y a los hijos que le dio.
El Pije Ficticio solo habla de grandezas, no obstante notarse en sus ropas el desgaste de una situación económica disminuida. Suele ser de derecha normalmente, y está a favor de todo aquello que se expresa en frases hechas que han oído en la televisión como por ejemplo “...a los capitales extranjeros se les deben dar las condiciones para que puedan invertir en Chile” y cosas por el estilo, vive de ilusiones basadas en negocios que nunca se concretaron y que probablemente nunca se concretarán, y siempre, cuando alguien le mete conversa, termina hablando de sus adinerados amigos, que no son más que aquellos tipos con los que salía de farra cuando joven, que al pasar todavía lo saludan, y a veces los invitan a tomarse un café cortado a eso de las 13:00, cuando no tienen nada mejor qué hacer.
Teorema Elemental del Pije Ficticio: en cada ciudad hay al menos uno, y suele fallecer de un infarto, pues a la larga esta condición de flojos rematados le pasa la cuenta en su conciencia, aparentemente aletargada.
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*Realizando búsquedas me acabo de enterar que cerrarán a fin de mes el antiguo café de Viña del Mar que menciono en el presente post. Una pena; era parte del alma de una ciudad que, al parecer, ya va dejando de existir.
Muchos falsos pijes viñamarinos deben estar de duelo. Por mi parte no puedo dejar de sentir una cierta melancolía, sin perjuicio de no considerarme uno de ellos, ni por edad, ni por acitividad (eso espero)...
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