miércoles, 5 de agosto de 2009

En relación a los mínimos distingos de las percepciones que considero muy abstractas y sin asidero imprescindible con la realidad


[©SmcArq] - Aproximación filosófico-poética al mundo de las ideas.
- Principio esencial; el hombre piensa y desde tal pensamiento acontece la percepción de existencia interior y exterior, entendiendo a lo interior como aquello intrínseco e inherente a la esencia de la subjetividad personal que a cada uno corresponde, y entendiendo a lo exterior como aquello que no es directamente inherente e intrínseco de cada quien, caso a caso.
IntroducciónValga una pausa aquí en la cadena de montaje (metafóricamente hablando) para hablar del móvil que me lleva a estas cavilaciones, que podrían denominarse “encuentros con el pensamiento puro”. Tales cosas son una pasión ineludible y que nunca elegí; pienso y medito, la mayoría de las veces en relación a cosas nimias, casi idénticas y, en lo posible, carentes de contenido alguno. Tales cosas me apasionan en verdad. Esas cosas son mi dedicación más profunda, más sincera y espontánea. En ellas me realizo, y en ellas alimento la esperanza cierta de terminar encontrando a la distancia una gran meta que llevo construyendo con los años, que es la de poder determinar una manera de hacer presente, en el idioma de todos, aquellas extrañas sensaciones que experimento cuando me enfrento a cosas tan elementales como pensar la nada, pensar aquello inmediatamente posterior a la nada, pensar aquella opuesta magnificencia explícita del infinito absoluto, especular relaciones potenciales entre tales cosas, o simplemente encontrarles sus características de cómo se manifiestan ante mi pensamiento o búsqueda.

Rodeando al pensamiento puroCuando pienso cosas que no se relacionan necesariamente con los eventos “reales y concretos”, las percibo sin atribuirles imagen ni percepción alguna capaz de ser aludida, salvo que recurra a las herramientas de representación habituales, como son las metáforas, las comparaciones, las alegorías, etc. Tales cosas son reconocimientos o delimitaciones de estados subjetivos internos, que no obedecen a lo simplemente transferible, como puede ser la alusión a una sonrisa, soportada por un rostro, presente o representado. Ni siquiera se clasifica dentro de estas “cosas no reales y concretas” el sonreír en sí, entendido como el nombre del conjunto donde están incluidas todas y cada una de las sonrisas sean cuales fueren ellas, ya que el sonreír es un hecho no necesariamente intrínseco e inherente a las propias esencias. El sonreír es inherente al género humano, y por lo tanto no constituye distingo dentro del género al cual va destinado este discurso.
La asociatividad puede ser un concepto útil, o la existencia, siendo esta segunda alusión más fácil de relacionar con “el mundo fenomenológico con sustento axiomáticamente subjetivo”.
Veamos el primero; “asociatividad”. Tal palabra es, a parte de todo lo que implica en el mundo real, servidora de entendimiento inclusivo, por cuanto ella comprende que todo lo que puede acontecerle al hombre es capaz de ser entendido en unión o en reunión. La asociatividad es un concepto muy abstracto, pues acoge todo mundo posible de existir desde la invención de todos y cada uno de los lenguajes potenciales a través de los cuales el hombre se siente en posición de aprehensión y posible atribución de lenguaje coherente reconocible o inaugurable.
Pero que se entienda que de esta asociatividad no hemos venido a hablar, sino que hemos usado a este término para dar pie a un proceso analítico capaz de coger poéticamente a alguna reunión abrupta de rasgo y sentido, tan breve como podamos hacerlo, y tan universal como sea posible desde las propias capacidades. Casi me siento haciendo “álgebra del lenguaje”.
Todo término que de tan abstracto no sea necesario “aterrizarlo”, pudo haberse originado desde la abstracción en el mundo concreto y real (ese que podemos entender desde los fenómenos que implican o alumbran hacia una o varias leyes). Pero quiero creer que hay pensamientos que no son necesariamente de ese mundo que compartimos, sino de mundos regidos por su propia realidad reconocible o inaugurable. Hablamos de “mundo” como “estado de las cosas dentro de universos estancos y auto sustentados por sus propias leyes y comportamientos describibles o conjeturables” (y hablamos de Universos como “potencialmente inmensos campos de desarrollo y sustento”).
Entonces, ya es hora de intentar acometer hacia tales cosas, que ya he rodeado pero que, me temo, no son fáciles de atrapar. La abstracción no es sino la posibilidad de desvincular o desligar al mundo real y concreto de los procesos de pensamiento.

Fue-Es-Será; Son
Experiencia de pensar en términos puramente abstractos a lo que es y lo que no es

“Nada” propiamente tal es ausencia de alusión hacia aquella posibilidad incierta, que es cuando no está, y deja su paso cuando surge como presencia. La propia presencia en sí es una manifestación de quien la medita, siendo anteriormente el sustento de todas las potenciales manifestaciones del mundo en cuanto campo de exposición y destreza de las más complejas potencias expandidas en su sistémica materialización ontométrica (“ontometría”; palabra inventada que alude a la especulada futura medida y cuantificación de un ser, desplegado en su superación de potencia hacia la complejidad del mundo. El peso del ser se manifestaría en su complejidad efectiva y no potencial. En tales aspectos podemos aludir, a modo inverso, al hecho poético como inmaterial e infinitamente potencial. Poéticamente hablando un hecho de tal calibre es en su retiro contenido, para dar lugar al latido elocuente que da forma y despliega en lo otro creado).
Ausencia y presencia es el tema de este intento.

La presencia es en su despliegue. Nada es presente si solamente se anuncia. Por eso la poesía es retiro y ausencia para “elocuenciar” el augurio de un mundo por venir que no es la poesía ni su medio sino lo otro que será (“la palabra poética alude a algo que será” [Alberto Cruz Covarrubias]). Presencia es manifestación tácita y deseablemente no implícita, entendiendo que la “implicitud” de algo más tiende a la predicción que al hecho. La presencia es del mundo, sea cual fuere, hecho substancia, su naturaleza intrínseca.

Pero las cosas fueron son y serán, o en definitiva son, en algún lugar del tiempo. Luego, al “son del ser” es la presencia de un ser que es y será como ha sido en potencia o en acto. Lo que fue en acto puede ser, lo que es pudo ser y podrá ser, y lo que será no necesariamente fue ni es.

Entonces, si lo que será no ha sido aún ni fue, entonces aquella predicción no es sino un ser predicho o fundado en sus amalgamientos de potencias suficientes.

Lo que será será, si es lo que puede ser el propio sustrato ausente de lo que en su despliegue da cabida al retirarse. Hablo de la potencia poética del surgimiento que retira su esencia para albergar la matriz espacio temporal de su creatura ungida en la reunión plena y suficiente de potencias elocuentemente dispuestas.

El ser es plural en el espacio tiempo.
El ser inespacial y a temporal es individualmente.
Luego el ser puede ser y son, acaso a la vez, en cuanto lo que es en el espacio-tiempo fue, es y será. A la vez que sus ideas concordantes son en absoluto

¿Ser y no ser; uno y cero?"Cero" como más que “no ser” es “no estar”, ya que el cero es aquello que no está, pero que podría estarlo en lo otro. El cero no es la nada, pues la nada no dejará de serlo nunca porque nunca será otra cosa y no otorgará potencia.

Es posible que la nada sea impotente...

…Cero y uno; cero como no ser en pos de su potencial ser en otra circunstancia; “diez” es uno y cero, pues ambos números son la decena completa sin más agregado a su derecha. “Once” es diez más uno. Decimalmente hablando “once” es dos elementos explícitos; dos unos contiguos; el primero que es decena, el segundo que es unidad.
Cero no es nada; entonces concordamos con que cero no es nada, pues cero es "nada aparte de algo que está y lo sostiene". Cuando digo “cero” digo nada aún, y nada en definitiva, pero no en absoluto.
Cero es negación, y negación implica implícita ausencia inversa…
Cero es "no presencia", pero cero no es nada.
Nada es nada y solo nada. Nada es nada absolutamente hablando. La Nada nada niega…
La negación no es parte de la nada.
La nada no es que no sea; la nada ni es ni “no es”.
La nada ni es ni está…

¿Cuando no soy ni estoy soy nada?

La nada al no ser y no estar, no es que surja pero se presenta a la conciencia en la vacía ausencia percibida.
La nada niega su ser de no estar.
Lo que no está por no ser es nada.
La nada surge de una doble negación en torno a dos ámbitos contiguos de la existencia.
Por lo anterior, lo que existe es y está.
Y luego para existir hay que ser y estar.
Pero ser y estar implican muchas cosas posteriores. De hecho si soy y estoy puedo ir, o volver, o muchas cosas más.
Ser y estar es parte de una sola condición; si soy y estoy fui creado para existir.
La nada no es contable.
La nada en todo caso es siempre la misma.
Pero la misma nada es dicha así avenida.
La misma nada es aquella ausencia de ser retirada, al punto que no se encuentra.
Cuando la nada logra su esplendor deja su sombra y surge su huella.
Nada es huella de sí, si su sino es sombra y ausencia retirada.
La nada es retiro absoluto.
La nada es sombra de oscuridad.
La oscuridad plena deja una sombra abismante.
El abismo de la sombra es nada en particular.
Solemos ver a través de las cosas hasta sus esencias.
La esencia de la nada deja un vacío impenetrable.
La nada es paradoja presente.
Paradojalmente la nada se establece en el choque de absurdos.
El absurdo de un absurdo es vacío de sombra negada en abismo y silencio.
La potencia del silencio hecho sombra y vacío nada puede sino ocultarse.
Ocultamente y sin estadía, la sombra de un abismo negado se potencia.
La potencia que nada es sino sombra de lugar que se retira,…
…sabe de duda hecha trizas en su paso que se vuelve.
La nada se aproxima eternamente.
La nada se quiere aproximar.
La nada se hace huella de lo que es y está que se destruye.
Una esencia que se yergue como opción, deja trizas de la forma derruida.
Una forma que derrumba su potencia, transforma su sombría tronadura.
Infinitamente oculta la nada puebla de vacío.
El mundo no sabe de presencia absoluta.
La función de la nada es vibrar en el mundo para sincopar el latido de las potencias.
La potencia plena de Dios llama al trino de la nada que lo embiste.
De nada sabe Dios sino de trance, entre nada y su sombra creadora.
Dios y nada; nada y Dios
Dios es uno, nada es dos.
Dios es uno, uno no es dos.
Dos de Dios que deja huella
La huella de Dios.
El Dios de la nada.
La nada de Dios es trance de amor.
La nada es potencia pero desde Dios.
Dios potencia a la nada.
La nada de Dios se potencia.
La potencia es la nada en la impronta de dios.
Ni Dios ni la ley es nada en ausencia de sombra y abismo...

...Abismado el trance eterno de Dios, se abre el mundo en la ausencia de nada.

1 comentario:

Sergio Meza C. dijo...

Estimados(as):

Comienzo una etapa (espero que breve) algo distanciado personalmente de la red, así que, si hay material nuevo, cada Miércoles estaré subiendo mis trabajo a este Blog, que se verán reflejados en el texto automático correspondiente en Facebook, así que, como siempre, y con tal intermitencia, siempre serán bienvenidos los comentarios que venga al caso hacer.

Próximo Miércoles está programado un breve y enumerado texto alusivo a Antoni Gaudí y Frank Lloyd Wright.

Es este blog lo más importante para mí dentro de mi trabajo creativo, y confío en que será así por mucho tiempo más

Saludos a todos.

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