[©SmcArq] Relacionar al infinito más grande con Dios, en lo estrictamente personal, creo que es, por lo menos incompleto:
No basta la infinitud, ni la más reducida ni la más grande para dilucidar el distingo que creo esencial en lo que a Dios respecta.
La esencia de Dios más la veo relacionada con algo que llamaré en principio y discursivamente "el distingo paradojal de potencia y de acto" sobre una misma cosa.
Dios es uno. En esto tenemos que estar de acuerdo, espero. De hecho al hablar de "Él", y no de ellos, tácitamente afirmamos lo expuesto.
Si Dios es Uno (con mayúscula), y todo lo demás existe así como Él existe, entonces todo lo demás, distinto de Dios, también son "uno" (con minúscula). En tal definición es que veo a la creación hecha a imagen y semejanza de Quien estamos hablando en el fondo, y así también vinculo con esto a la afirmación dicha a modo de "principio del discurso" en el párrafo tercero.
Ahora si son infinitas las creaturas capaces de ser "uno", es cosa parcial e incompleta, como vengo diciendo, decir que Dios mora exclusiva o principalmente en el Infinito. El meollo de tal asunto (el de lo incompleto de aludir a Dios en términos absolutos con el infinito) lo relaciono con la paradoja extraña de decir que las cosas complejas siguen y persisten siendo "uno", no obstante estar constituidas y no ser absolutamente simples, como lo es la única simpleza que existe; el número uno.
Ver el mundo es ver la paradoja de tal hecho, que creo objetivo, por cuanto el objeto se cuenta y la vez se disgrega en sus partes, como un átomo, o como un vehículo de combustión interna o como el número 2 (dos), que a estas alturas de mi vida sigue siendo, en términos filosóficos, un misterio que aún no puedo abordar.
Uno se pregunta: ¿cual puede ser la abstracción capaz de detonar desde la potencia hacia el acto a algo que existe propiamente tal, más allá de su o sus potencias agrupadas y constituidas?. Pensemos lo siguiente; la existencia es algo que a lo menos alude a la unidad más simple, pero ella es potencia y es menos que potencia pues "Es" sin otro atributo específico sino el de "latir" para iluminar a la creación de todo aquello que también es, pero desde su paradojal simpleza.
Luego, veo a Dios en lo más absolutamente finito, a la vez de ver a Dios en lo absolutamente infinito.
Arribamos a tal paradoja que acaso puede ser llamada "milagro", para entender mejor tal misterio.
La unidad no es nada sino sí misma, sin atributo alguno, acaso anterior a la existencia, pero desde ella (desde la unidad) contamos y, por lo mismo, constituimos al albor de la simpleza "vulnerada", hacia las complejidades que nos gobiernan y rodean.
Luego, por todo esto es que digo que Dios no está esencial y especialmente definido en el infinito, sino que está también en su opuesto más potente, que es la mínima finitud carente de atributos.
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Para terminar me atrevo a conjeturar lo siguiente: Uno Absoluto e Infinito Absoluto, podrían ser Lo Mismo, aludiendo una vez más a la paradoja que continué por denominar "milagro".
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