Campea la palabra en el mundo
Más ella es denominación y ensamble
exp.[La palabra fuera aquello y ya, bastaría su mirada precisa, diré, a destiempo, sin compás aquella fuera un trino rector y terminara su camino a contrapelo, fin de los tiempos y fin del decir] exp. Palabra es decir. Pero decir ¿qué vendría siendo?. Dice la palabra y decir es formar. Quien dice acepta, en términos absolutos, lo que establece como referente de ausencia o comparecencia.
II
La palabra dice lo que acepta.
Renegar es aceptar un evento del cual se discrepa en el mundo, y no apartándose de él
La palabra dice y su decir establece.
La palabra propone estabilidad.
Dice aquello que se esfuma en su presencia. Dice la palabra sin perjuicio de sus fonemas. El fonema es cualquiera. La consolidación de un fonema o de varios fonemas como palabra radica en lo concensuado que se atrae. Concensuar fonema es articular palabra.
Si digo Pastinodérmis no digo nada concensuado y la palabra no cuaja.
La palabra es reconocible.
En el reconocimiento de la palabra está su poder oculto, pues con solo aceptarla nutre un cuerpo sediento de ella.
Por momentos quisiera pensar que la palabra es el crisol de la materia, siendo la materia una suerte de nube precisa que se nutre de su acierto.
El acierto de la palabra está en su precisa conformación de previa aceptación del fonema ligado al evento conocido.
La palabra sabe de su mundo arquetipado.
III
La palabra que sabe del mundo lo derrota.
Derrota al mundo la palabra que dice lo ya dicho y que no deja surgir al decir que abre a nuevos mundos sobrepuestos
Cuando conozco la palabra hallo que en mí se halla ella como huella de señal admisible, y con ella me elevo.
Pero claro, tengo acaso una imagen algo exacerbada de la palabra.
Con ella se dice “fuego” y los fusiles se disparan por obra y gracia de su orden.
Si la palabra ordena amar, y con ella se juntan los labios, hay coincidencia de evento con gesto y actitud.
Más un beso puede querer ocultar un hecho recóndito al intentar mostrar un amor ya desvanecido.
La verdad de la palabra es secreta.
IV
La palabra se basta con decir.
Pensemos en que la palabra no solamente se nutre de una reunión de letras o fonemas aceptados.
La palabra es atribución de un eco del alma en el murallón vertical de un mundo resonante.
Estallará esta palabra aludida cuando mire y piense en lo otro como metáfora de un hecho reducido.
La palabra reduce al alma un evento de cuyo tamaño se desvincula.
El tamaño de la palabra es fecundo.
La palabra Universo lo contiene en la medida en que su enunciación se condice.
La palabra condice su eco tras el sonido simbólico de un alma detonante.
Pero no es cosa de pensar que en pos de un arte de magia absurda el mundo more en su decir, pues si digo mundo solo lo delato en su eco inmaterial que surge y resuena.
V
La palabra se esparce y en ese esparcirse radica su huella material.
Cual ola la palabra es más que lo que dice pero menos de lo que quisiéramos.
No hay palabra como estallido acaecida, por mucho que gritemos “fuego” y retumben los fusiles sobre el pecho de un condenado.
Pues en palabra se unen los hechos en los dichos en una especie de conjuro inmaterial que establece puente de pensamiento sobre acción y acción sobre pensamiento.
Pensar la palabra en el interior no deja sino eludidas marcas de tramos por hacer en espacios donde aquella sabe de su forja.
No fue inventada. Ella es parte de La Esencia, sin querer decirlo demasiado.
Acordemos que la palabra “dios” es Dios, en el límite exacto del acto y su potencia.
El paso de la potencia al acto es producto del decir.
Abstracta es la palabra, no por querer dejarla ajena al mundo, pero sí por decir que aquella manera de dar suerte al resonar del acto en su potencia, es factor de huella que se marca en su trayecto.
VI
La palabra dice y diciendo deja al dicho como orden de un hecho que se allega.
Tal reciprocidad es potente, como queriendo hacer de una intensión un acto que se encarna en su huella negra de renegrido augurio y consuelo.
La huella consuela su trazo
El trazo de la huella marca al suelo
El suelo consuela un trazo que se marca
La marca deja ser al oscuro trayecto de su obra
Y como si fuera poco encarnamos constatación de portes y distancias ante nuestros espíritus preparados, que sin actitud recurrente no hay manera posible de decir al dicho que nutre a su abandono del mundo negro, oscuro y poderoso de las potencias.
Lo que puede ser, deja su potencial cuando augura un dicho sobre su esencia.
VII
Les doy un ejemplo inventado ahora y aquí, en el mismo momento secuencial constituido tras estas mismas letras que termino de extender: …
…“Sino abrupto de marcado frenesí es la muerte de un destemplado poder que se atenúa”.
Con semejante “respetuoso remedo de alquimia” no hacemos nada sino abrir tu mente hacia las posibilidades de un decir que no sabe de nada más que de su ordenamiento verosímil, de su cadencia pertinente y de su potencial comprensión. Y en el mejor de los casos, hablamos de una atribución fecunda de un sentido, acaso intrínseco fruto del mismo decir.
El sentido inaugural de la palabra no necesariamente es fruto de un acto conciente y manifiesto; …
…¿Cómo, acaso, podría el “poeta escritor” dar un nuevo rumbo “ya sabiendo” cual es aquel, si solamente es por medio de la afortunada sintaxis de su texto que aparece?
Aparece el sentido de un nuevo modo de ver y de actuar cuando es dicho por primera vez, inclusive para el que lo está diciendo.
VIII
La verosimilitud del dicho es la clave del poder.
Cuando hablamos de poder, aludimos a uno que se sabe humilde, pero pertinaz en su sed de orden, armonía y camino permisible.
Es posible que hayas leído sin parar desde el inicio hasta aquí.
Repara, o te invito a reparar, que mi dicho es apuesta sin pie seguro. Y lo que más me impresiona es que semejante texto nunca existió antes de que mis dedos jugaran un extraño baile de destreza sobre un teclado promisorio. Esto es lo que me apasiona; el sentir y saber que nunca semejante ordenamiento denso y precavido, supo de mundo y de apuesta concebido.
IX
Crisol:
exp.[No este par suyo si de tal vertiente.
Mal dicho estertor falsa argucia detrimento portento.
Vas intradecir pues Talauguriodetermiansoledad.
Dios: SerTrinoPoderMansedumbre
Paisaje: Lejostodohorizontelegible
Sexo: amorpenevagina
Fortuna: hallazgotesoro
Tenedor: cosapincha
Corte: tajoneto
Declaración de Matrimonio: [?]Vidajuntosexotrabajocasadicha
Palabra: esoes-estosoy] exp.
X
Texto y Mundo
En algunas lenguas la percepción del paisaje se condice con el modo de escribir.
En el español, en el inglés, pero no en el chino.
El hebreo escribe y lee de derecha a izquierda
Algunos vemos el paisaje como si lo leyéramos; de izquierda a derecha, y de arriba hacia abajo.
Pero el mundo, tridimensionalmente hablando, puede hacer otros recorridos; penetrar la profundidad, ascender, desarrollar la inter-relación de elementos de modo oblicuo en todas sus formas, etc.
Pero cuando digo “leer”, digo “construir sintaxis”
Puede ser leído el mundo, pero no solo de lecturas se alimenta el conocimiento.
Puedo ver color con sombra, y tal unión determina distingo de un tercer asunto, que es el color más oscuro distinguido, que es, en discriminatoria manera, “otro color”.
Ejemplo de confundir color y sombra en la pintura; Rembrandt
Ejemplo de no unir color y sombra en la pintura; Vermeer
Si uno color, que es la manera cómo la materia refleja fotones, al detrimento de la luz (que es la oscuridad), estoy componiendo al usar fenómenos de distintas esencia.
Tales disparidades de eventos factibles de ser relacionados, diferencian un texto convencional y homogéneo del mundo propiamente tal.
XI
Se dice que las diferencias entre las lenguas determinan distintos modos de ver el mundo.
No conozco trabajo al respecto.
Se me ocurre pensar que las características de las lenguas no debieran ser obstáculo, ni debiera ser limitación, ni debiera constituir un marco en relación con lo que queremos decir.
Pensar que una lengua indica fatalmente la manera de ver y de pensar, es como decir que una persona de baja estatura está fatalmente predestinada al fracaso.
La contextura de algo no implica su esplendor.
XII
La palabra es del hombre; el hombre no es de la palabra.
Bibliografía (literal)
- “El sábado está hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado” [Mc. 2, 27]
- “La letra mata y es el espíritu el que da vida” [2 Cor. 3, 6]
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1
“Palabra, secuencia de sonidos compuesta por uno o más monemas, susceptible de ser aislada por conmutación.
La palabra es una unidad que: a) desde el punto de vista fonológico está delimitada por pausas virtuales, que no aparecen en la elocución normal, representadas gráficamente por dos espacios blancos o un espacio blanco y un signo de puntuación; b) morfológicamente es aislable, ya que puede ser conmutada por otra de su paradigma; c) sintácticamente es identificable por la función que desempeña; d) desde el punto de vista léxico-semántico, es portadora de significado.
La gramática tradicional las ha agrupado en diferentes clases o partes de la oración: nombre sustantivo, nombre adjetivo, artículo, pronombre, verbo, adverbio, preposición, conjunción e interjección. Esta clasificación no es en la actualidad aceptada por todos los gramáticos; algunos opinan que el artículo es un morfema del sustantivo y que las preposiciones y las conjunciones son morfemas relacionantes. Para estos últimos, cuando una palabra (sustantivo, adjetivo, verbo o adverbio) posee un lexema, su significado es léxico, pero si está formada por uno o varios morfemas (preposición, conjunción o artículo), su significado es relacional o gramatical.
Por su origen, las palabras pueden ser:
- primitivas, las que han dado origen a otras surgidas de ellas: pan, leche,
- derivadas, formadas a partir de una primitiva: panadero, lechería,
- simples, formadas por un solo lexema o morfema: mano, de, él,
- compuestas, las que tienen dos o más lexemas o, aunque no es muy frecuente, dos morfemas: carricoche, sacacorchos, porque,
- parasintéticas, las formadas por composición y derivación: tele - comunic - ado, radio - aficion - ado.
El español utiliza también otros procedimientos para la creación de palabras nuevas, como siglas, acrónimos o simbolos, además de incorporar a su léxico préstamos de otras lenguas. Véase Abreviación.
Atendiendo a la morfología, se clasifican en variables, las que admiten flexión, como los sustantivos o adjetivos, e invariables, las que no la admiten, como los adverbios o las preposiciones.
Por su contenido pueden ser: conceptuales, sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios, y de relación: artículo, pronombre, preposición y conjunción.
Por el número de sílabas: monosílabas y polisílabas (bisílabas, trisílabas, cuatrisílabas, pentasílabas, exasílabas...)
Por el acento: llenas y vacías. Agudas, graves o llanas, esdrújulas y sobresdrújulas (véase Acento).”
2
Lenguaje
[fragmento]
“5.1 Clasificación en función de criterios formales
Se puede establecer una clasificación de las lenguas sobre la base de sus diferencias gramaticales. A principios del siglo XIX los lingüistas de la escuela comparativa intentaron agrupar las lenguas tipológicamente en cuatro grupos de acuerdo con un criterio morfológico. Estos grupos de lenguas son los siguientes: lenguas analíticas, aglutinantes, flexivas e incorporantes.
Las lenguas analíticas, también llamadas aislantes o isolantes, son las que poseen palabras de una sola sílaba que pueden ser portadoras del significado básico o del equivalente de los elementos gramaticales como persona, pasado. Cada palabra es inmutable. Así, en chino para decir que alguien vino hay dos palabras: lai (‘venir’) y li (‘pasado’).
Las lenguas aglutinantes son las que reúnen (aglutinan) en una sola palabra varios elementos, cada uno de los cuales posee una significación fija e individual. A la raíz de la palabra se le añaden los afijos. El turco es un ejemplo de lengua aglutinante; así, la raíz äv ('casa') puede recibir los sufijos, äv dä ('en la casa'), äv lar ('las casas') y äv lärda ('en las casas').
En las lenguas flexivas, los afijos aportan las variaciones de género, caso, persona, número, voz, aspecto, tiempo y conjugación, que constituyen la flexión. El latín, el griego y el español son ejemplos de lenguas flexivas.
Por último, en las lenguas incorporantes en las que una oración entera se puede expresar con una sola palabra, combinando marcas aglutinantes y aislantes. El swahili (véase Lenguas africanas) es una lengua incorporante; por ejemplo, la palabra hatukuviwanunulia significa 'no los compraremos para la gente' y sus componentes son: ha (negación) tu (nosotros) ku (pasado) vi (pronombre objeto de tercera persona plural y género neutro) wa (la gente) y nunulia (comprar a, comprar para).”
3
“Lengua sánscrita (del sánscrito samskrta, 'preparada', 'arreglada', 'ornamentada'), lengua clásica, litúrgica y literaria de los hindúes que pertenece a la rama india de la subfamilia de lenguas indoiranias dentro de la familia indoeuropea. Desde los inicios de la presente era, se ha mantenido a veces artificialmente como lengua culta y literaria del clero; las castas elevadas la aprendieron y cultivaron, e incluso en el siglo XX conserva esta condición. En la antigüedad, y hasta mucho después, significó 'lengua de la perfección' gracias a las reglas del gramático indio Panini. Sus obras constituyen la base de las gramáticas modernas y su autor ha sido considerado el mejor filólogo que haya existido hasta el siglo XIX. La lengua sánscrita emplea el alfabeto devanagárico.
4
Hebreo Bíblico
[fragmento]
“La lengua en la que se escribió la mayor parte del Antiguo Testamento fue una lengua viva, al menos desde el siglo XII hasta el siglo II a.C. Cuando los fenicios se anexionaron Canaán se siguió hablando hebreo, aunque el fenicio también fuera lengua semítica, lo que muestra la similitud de las lenguas; si se impuso el hebreo fue porque entre lenguas íntimamente relacionadas triunfaba la lengua considerada más importante. A partir del siglo III a.C., los judíos que vivían en Palestina utilizaron el hebreo-arameo tanto para hablar como para escribir. Sin embargo, los que emigraron adoptaron la lengua vernácula del país en el que se hubieran asentado, aunque mantuvieron el hebreo como lengua escrita, ritual y sagrada, la cual, a lo largo de los siglos ha experimentado periódicos despertares literarios.
El alfabeto original del hebreo constaba únicamente de consonantes; los signos vocálicos así como la pronunciación, que siempre se estimaron como pertenecientes al hebreo bíblico, han sido una recreación de quienes lo han estudiado, los llamados masoretas, a partir del siglo V d.C. También ellos han apreciado que existen varias diferencias dialectales estandarizadas.
Su vocabulario era muy restringido. Empleaba adjetivos concretos con nombres abstractos. Como tenía pocas partículas relacionantes y los tiempos verbales pretéritos se reducían a dos (el perfecto y el imperfecto), para evitar la ambigüedad al expresar los conceptos relativos a la duración, se recurría a varios mecanismos sintácticos. La acción pasada se indicaba gracias al primero de una serie de verbos que iba en perfecto, mientras que los restantes se ponían en imperfecto; la acción presente o futura se indicaba con el primer verbo en imperfecto y los siguientes en perfecto.”
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“Palabra, secuencia de sonidos compuesta por uno o más monemas, susceptible de ser aislada por conmutación.
La palabra es una unidad que: a) desde el punto de vista fonológico está delimitada por pausas virtuales, que no aparecen en la elocución normal, representadas gráficamente por dos espacios blancos o un espacio blanco y un signo de puntuación; b) morfológicamente es aislable, ya que puede ser conmutada por otra de su paradigma; c) sintácticamente es identificable por la función que desempeña; d) desde el punto de vista léxico-semántico, es portadora de significado.
La gramática tradicional las ha agrupado en diferentes clases o partes de la oración: nombre sustantivo, nombre adjetivo, artículo, pronombre, verbo, adverbio, preposición, conjunción e interjección. Esta clasificación no es en la actualidad aceptada por todos los gramáticos; algunos opinan que el artículo es un morfema del sustantivo y que las preposiciones y las conjunciones son morfemas relacionantes. Para estos últimos, cuando una palabra (sustantivo, adjetivo, verbo o adverbio) posee un lexema, su significado es léxico, pero si está formada por uno o varios morfemas (preposición, conjunción o artículo), su significado es relacional o gramatical.
Por su origen, las palabras pueden ser:
- primitivas, las que han dado origen a otras surgidas de ellas: pan, leche,
- derivadas, formadas a partir de una primitiva: panadero, lechería,
- simples, formadas por un solo lexema o morfema: mano, de, él,
- compuestas, las que tienen dos o más lexemas o, aunque no es muy frecuente, dos morfemas: carricoche, sacacorchos, porque,
- parasintéticas, las formadas por composición y derivación: tele - comunic - ado, radio - aficion - ado.
El español utiliza también otros procedimientos para la creación de palabras nuevas, como siglas, acrónimos o simbolos, además de incorporar a su léxico préstamos de otras lenguas. Véase Abreviación.
Atendiendo a la morfología, se clasifican en variables, las que admiten flexión, como los sustantivos o adjetivos, e invariables, las que no la admiten, como los adverbios o las preposiciones.
Por su contenido pueden ser: conceptuales, sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios, y de relación: artículo, pronombre, preposición y conjunción.
Por el número de sílabas: monosílabas y polisílabas (bisílabas, trisílabas, cuatrisílabas, pentasílabas, exasílabas...)
Por el acento: llenas y vacías. Agudas, graves o llanas, esdrújulas y sobresdrújulas (véase Acento).”
2
Lenguaje
[fragmento]
“5.1 Clasificación en función de criterios formales
Se puede establecer una clasificación de las lenguas sobre la base de sus diferencias gramaticales. A principios del siglo XIX los lingüistas de la escuela comparativa intentaron agrupar las lenguas tipológicamente en cuatro grupos de acuerdo con un criterio morfológico. Estos grupos de lenguas son los siguientes: lenguas analíticas, aglutinantes, flexivas e incorporantes.
Las lenguas analíticas, también llamadas aislantes o isolantes, son las que poseen palabras de una sola sílaba que pueden ser portadoras del significado básico o del equivalente de los elementos gramaticales como persona, pasado. Cada palabra es inmutable. Así, en chino para decir que alguien vino hay dos palabras: lai (‘venir’) y li (‘pasado’).
Las lenguas aglutinantes son las que reúnen (aglutinan) en una sola palabra varios elementos, cada uno de los cuales posee una significación fija e individual. A la raíz de la palabra se le añaden los afijos. El turco es un ejemplo de lengua aglutinante; así, la raíz äv ('casa') puede recibir los sufijos, äv dä ('en la casa'), äv lar ('las casas') y äv lärda ('en las casas').
En las lenguas flexivas, los afijos aportan las variaciones de género, caso, persona, número, voz, aspecto, tiempo y conjugación, que constituyen la flexión. El latín, el griego y el español son ejemplos de lenguas flexivas.
Por último, en las lenguas incorporantes en las que una oración entera se puede expresar con una sola palabra, combinando marcas aglutinantes y aislantes. El swahili (véase Lenguas africanas) es una lengua incorporante; por ejemplo, la palabra hatukuviwanunulia significa 'no los compraremos para la gente' y sus componentes son: ha (negación) tu (nosotros) ku (pasado) vi (pronombre objeto de tercera persona plural y género neutro) wa (la gente) y nunulia (comprar a, comprar para).”
3
“Lengua sánscrita (del sánscrito samskrta, 'preparada', 'arreglada', 'ornamentada'), lengua clásica, litúrgica y literaria de los hindúes que pertenece a la rama india de la subfamilia de lenguas indoiranias dentro de la familia indoeuropea. Desde los inicios de la presente era, se ha mantenido a veces artificialmente como lengua culta y literaria del clero; las castas elevadas la aprendieron y cultivaron, e incluso en el siglo XX conserva esta condición. En la antigüedad, y hasta mucho después, significó 'lengua de la perfección' gracias a las reglas del gramático indio Panini. Sus obras constituyen la base de las gramáticas modernas y su autor ha sido considerado el mejor filólogo que haya existido hasta el siglo XIX. La lengua sánscrita emplea el alfabeto devanagárico.
4
Hebreo Bíblico
[fragmento]
“La lengua en la que se escribió la mayor parte del Antiguo Testamento fue una lengua viva, al menos desde el siglo XII hasta el siglo II a.C. Cuando los fenicios se anexionaron Canaán se siguió hablando hebreo, aunque el fenicio también fuera lengua semítica, lo que muestra la similitud de las lenguas; si se impuso el hebreo fue porque entre lenguas íntimamente relacionadas triunfaba la lengua considerada más importante. A partir del siglo III a.C., los judíos que vivían en Palestina utilizaron el hebreo-arameo tanto para hablar como para escribir. Sin embargo, los que emigraron adoptaron la lengua vernácula del país en el que se hubieran asentado, aunque mantuvieron el hebreo como lengua escrita, ritual y sagrada, la cual, a lo largo de los siglos ha experimentado periódicos despertares literarios.
El alfabeto original del hebreo constaba únicamente de consonantes; los signos vocálicos así como la pronunciación, que siempre se estimaron como pertenecientes al hebreo bíblico, han sido una recreación de quienes lo han estudiado, los llamados masoretas, a partir del siglo V d.C. También ellos han apreciado que existen varias diferencias dialectales estandarizadas.
Su vocabulario era muy restringido. Empleaba adjetivos concretos con nombres abstractos. Como tenía pocas partículas relacionantes y los tiempos verbales pretéritos se reducían a dos (el perfecto y el imperfecto), para evitar la ambigüedad al expresar los conceptos relativos a la duración, se recurría a varios mecanismos sintácticos. La acción pasada se indicaba gracias al primero de una serie de verbos que iba en perfecto, mientras que los restantes se ponían en imperfecto; la acción presente o futura se indicaba con el primer verbo en imperfecto y los siguientes en perfecto.”
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7 comentarios:
SMC
Imprimiendo para leer con dedicacion.
Saludos
CFR
Me interesaría conocer tu opinión.
Bien. Es sabido y sin querer adentrar mucho, según mis estudios de cabalá, que para comenzar a hablar de la palabra tengamos que decir primero algo de la letra (heb. otiot) cuya acepción es pulso o frecuencia. Cada una de las pulsaciones o frecuencias del universo dieron origen a las 22 letras del alfabeto hebreo (que son las mismas para el arameo).
Tal como a partir de la cadena de ADN del ácido desoxirribonucleico con su doble hélices y 4 bases nitrogenadas combinadas n veces diferentes se puede concebir cualquier ser humano en éste mundo físico, se estudia que cabalísticamente la concepción del mundo que no conocemos y también el que conocemos fue originada a través de la combinación de las 22 pulsaciones existentes en nuestro universo, analogazas en las 22 letras del alfabeto hebreo.
Cada una de las letras del alfabeto hebreo (álef-bet) es una fuerza en sí, es un esquema único que da significado a una manera de presentar Su Fuente.
Al juntarse letras con otras para formar una palabra pierden su fuerza original única combinándose. Efecto que se hace más notorio al reunir palabras tras palabras para formar una frase.
Palabras en hebreo es dvarim que a la vez es “cosas”. Se sabe en esta sabiduría que lo que denomina o nombra a algo es inseparable o mejor dicho lo mismo que ello. De tal manera la fuerza en un objeto o nombre está en su palabra y viceversa.
“Ni una sola brizna de yerba carece de un angel en los cielos que le empuja a crecer. Midrash Raba 10:6”
Sumado a todos esto es presente que cada una de las letras del alfabeto hebreo es además un número. Siendo así la primera letra, álef, con un valor numérico nominal de 1, la segunda letra, bet, con 2 hasta la letra tet con 9. De ahí hay 9 letras que son las decenas y las últimas 4 las centenas (más 5 que cambian su grafía cuando se ubican al final de cada palabra, llegando a 900) y volviendo a la álef que es 1 y 1000 a la vez.
De esta manera nace la gemátria, donde se comparan los valores numéricos de las palabras o frases, logrando analogías conocidas como por ejemplo: Elokim{1} y Ha-Teva{2}, uno de los nombres de Di-s{1} con que se creó el mundo en Génesis y La Naturaleza{2}, ambas suman 86, queriendo enseñarnos que es lo mismo o que tienen la misma fuerza.
De ésta manera una palabra trae a este mundo una imagen del mundo superior que no solo representa sino que a la vez constituye, funda, crea, relaciona, trae y lleva fuerzas.
Interesantísmo texto. amigo Flyman.
Muchas gracias.
Casualmente ayer andaba pensando (le tuve que hacer una maqueta de una parte de un Ácido desoxirribonucleico a mi hijo, que esto de las 4 letras del adn (A-T / C-G) tenía que tener un sentido espiritual(por decirlo de algún modo), y apostaba a pensar que poéticamente tales sentidos se pueden abordar, o predecir.
Estoy en rumbo de aspuesta para tales cosas.
ver:
http://smcarq.blogspot.com/search/label/Serie%20ADN
Claudio: aludes al alfabeto hebreo como base para toda tu exposición.
Me pregunto si lo que afirmas tiene, acaso, alguna extensión para con los demás alfabetos existentes, que distan mucho de coincidir numéricamente para escribir y formular a la vez, como lo hace, según lo comentas y sostienes , la escritura hebrea.
Me siento usando un abecedario que es impuro, sucio, contaminado con la avanzada de millones de casos, cosas, hechos, atribuciones, onomatopeyas perdidas, figuras transformadas, deformadas, conformadas, significados mutados por generaciones y generaciones, estilos, tipos y familias de letras que son libres en opción de uso y abuso.
Cuando escribo me siento caminando sobre una ciénaga oscura, turbia, densa pero capaz de sostener mis pensamientos y capaz de acrisolar las sintaxis que busco conformar, con todo lo límpidos que pudieran resultar tales intentos por momentos.
Pero ante tal enredo caótico y poco transparente siento que la gramática española solo construye normas objetivas que son fruto de la consolidación de tal producto, hecho entre todos a como nos viene la regalada gana cultural.
Con tal idioma es sumamente difícil hablar científicamente a la vez.
Por otra parte el idioma español es el único que domino (y no me interesa dominar ningún otro).
Cuando en algunos casos hablo de conformas "fugas literales" intento hacer confluir mundos, maneras y sentidos diversos, en acometidas que aún no logran cuajar.
Pregunta: ¿cómo crees que podría lograse lo que hablas del hebreo en otra lengua?
[Tal pregunta y exposición en el caso de que vuelvas a revisar este foro. Puede que nunca leas esto. Ya veremos]
Años atras lei en un libro una experiencia que realizaron unos cientificos con los diferentes alfabetos del mundo.
Para ejemplificar lo de las letras mencionaré un ejemplo anterior.
En un laboratorio cientifico se ubicaron triangulos, circulos, y cuadrados, etc. de metal colgando desde el techo y fueron golpeando para que vibraran. Cuando golpeaban un triangulo, sus similares tanbien vibraban por un efecto "similitud de forma" y asi sucesivamente con las demas formas.
La forma v/s el sonido.
Ubicaron las letras junto a sus sonidos de manera similar al ejemplo anterior y el alfabeto que logro el 100% de compatibilidad fue el hebreo.
El idioma hebreo fue creado para bajar informacion del mundo superior, he ahi su fuerza.
Espero haber ayudado en algo.
Nada mas que decir.
Ayudaste en más de algo.
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