Digo esto en el siguiente sentido:
Si manifestamos en nuestras acciones la intensión de “edificar al mundo” en un preponderante rasgo rector, que establece apariencias no necesariamente impertérritas en relación a nuestra subjetiva mirada o percepción, que de alguna manera impera como previo fundamento, estaremos desviando a quien participa de tal acontecimiento, hacia otro contexto integral, que no necesariamente “escucha” pero sí configura “al límite del contrapelo” a su particular campo de acción.
La arquitectura es maestra en estas cosas; pero no porque ella declare que es su sustrato mayor esta manera, vamos a aceptarla así tal como es si, en definitiva, vemos otras serenidades menos regentes y menos rectoras en relación a su extensión, sobre la cual se concentra para priorizar sus propuestas.
¿Cuál es aquel gesto que no rige, pero sí orienta al mundo?.
Aventuremos que el gesto aludido se denomina “pacífica Irregularidad detonante”, con la cual aflora la posibilidad propia de la poderosa deriva del mundo, a veces llamada “destino”, o también llamada “decurso de intrínseca generalidad”.
Si manifestamos en nuestras acciones la intensión de “edificar al mundo” en un preponderante rasgo rector, que establece apariencias no necesariamente impertérritas en relación a nuestra subjetiva mirada o percepción, que de alguna manera impera como previo fundamento, estaremos desviando a quien participa de tal acontecimiento, hacia otro contexto integral, que no necesariamente “escucha” pero sí configura “al límite del contrapelo” a su particular campo de acción.
La arquitectura es maestra en estas cosas; pero no porque ella declare que es su sustrato mayor esta manera, vamos a aceptarla así tal como es si, en definitiva, vemos otras serenidades menos regentes y menos rectoras en relación a su extensión, sobre la cual se concentra para priorizar sus propuestas.
¿Cuál es aquel gesto que no rige, pero sí orienta al mundo?.
Aventuremos que el gesto aludido se denomina “pacífica Irregularidad detonante”, con la cual aflora la posibilidad propia de la poderosa deriva del mundo, a veces llamada “destino”, o también llamada “decurso de intrínseca generalidad”.
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