
Ya que tras la extraña materia pulsa la estampida, no es sino obviedad que tras todo auge, de plenitud y relajo decidido, subyace la insolente arremetida, de la propia contracara adormecida.
Cual regazo de la madre, que de leviatán engendrara, acomete la turba desatada, en maleable forma renegrida, que en sutil y veraz acometida, se yergue cual tortuoso pedestal oscurecido.
[pintura de Nieves Arozqueta]
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