En la dosis mora la sentencia del veneno y del remedio, cual veredicto de la forma en su propia cantidad detentada y corregida.
Si de dolor sabemos, de placer no adolecemos, ya que el uno y el otro solo saben del matiz suave y sutil de la caricia que detona el sensitivo y manifiesto poder de la evocación y la entrega, a contramano del clavo depresivo, que hunde la carne y la somete al castigo.
Placer como decoro en su cauce desprendido, cual ciénaga de trazo y suave regazo, que detenta el abrazo y la forma del sargazo, con su bandada de ramajes flotantes en suave deriva o fijación, a la par del oleaje que se lleva en su ritmo y cadencia cual brebaje.
El placer es recompensa y tacto, en suma de toque y certero estoque, para el engaño o la suerte que de belleza te recoge.
2 comentarios:
Muy bueno, impacta
Atte.
L.A.
Estimado: lo voy a ir a visitar a sus oficinas en Santiago uno de estos días, pero antes le aviso para que nos podamos tomar un café con tiempo y conversa.
Un abrazo
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