[Ficción: imaginario y enajenado texto, de un psicópata asesino en serie]
Valparaíso, 31 de Marzo de 1994, Cerro Artillería
Querido diario, por medio de la presente tengo a bien informarte, sin perjuicio de cualquier defecto en la escritura que pudiera darse, que de un tiempo a esta parte no considero oportuno establecer nexos pertinentes entre lo que podría llamarse la correcta y bien entendida manera y ademán de representar mis oportunos y frecuentes asesinatos y posteriores descuartizamientos, que por lo general te describo con lujo de detalles, por cuanto mis sentimientos adheridos a tales acciones, para algunos consideradas nauseabundas, me aquejan sin cesar tan sincopadamente, que me atrevería a decir que amenazo locura de trastorno superlativo y contraproducente, en mi autorizada y autodidacta manera de verlo, desde la pertinaz y estupefacta cordura que se antepone en mis ojos cual nube gris de lluviosa trascendencia intemperante y contumaz, para dejar mis manos y extremidades correspondientes con las restricciones que esa , aquella más bien, condenada fuerza de voluntad impone como si fuera la conciencia la que pudiera decidir el pulso de mis extrañas e inmateriales tendencias a generar la desolación que anhelo como si fuera un atardecer el que irrumpiera en mi alma predispuesta. Sin más. Las caricias me fueron negadas cuando niño. Odio a quienes son plenos en su hogar, a contra canto de mis propios designios. Déjame pedazo de estiércol. Toda rutina es febril pero encubierta. Padezco un amor irrefrenable hacia la venganza profunda. Se expande el río de lamentos. Te dejo ausente. Espera mi retorno. Mi puñal es el de Bruto; Caín es mi maestro; ¿Es que acaso soy el guardián y protector de mis víctimas?. Entrego mis defectos al destino. La culpa es connatural a mi herencia. Yo solo cumplo mi deber, sean cuales fueren sus consecuencias. No es mi trabajo, es mi pasión que, como todas, no brinda solamente alegría pues, y esto es profundo, la condición del hombre es pervertidamente obediente a sus pasiones profundas, de las cuales se hace cargo en su ejercicio. Debo hacer bien las cosas. A por ti que me refrendas. No quiero retribución por mis actos. Toda locura es temporal y matizada de estigmas de conciencia, cual porcelana craquelada. La vil realidad maquilla las trizaduras que me aquejan. A veces mi frío es interno y por momentos aflora impredeciblemente. Nadie ausculta mis heridas, nadie acusa recibo de mis ansias. Nadie me perdona, pues nadie me conoce. Soy nadie; soy, prácticamente nada. Debo invertir las causas de mis propios efectos. Soledad. Muerte. Motriz pendiente cuesta abajo. Mantén la templanza exterior. No pierdas la calma. La vida es lo único que tenemos. Mi muerte me aterroriza. No, la verdad es que me atrae, y la busco en la mueca final de mis sacrificados. Así con todo, espera por nuevas noticias, mi querido diario, que mañana será un día de aquellos.
Valparaíso, 31 de Marzo de 1994, Cerro Artillería
Querido diario, por medio de la presente tengo a bien informarte, sin perjuicio de cualquier defecto en la escritura que pudiera darse, que de un tiempo a esta parte no considero oportuno establecer nexos pertinentes entre lo que podría llamarse la correcta y bien entendida manera y ademán de representar mis oportunos y frecuentes asesinatos y posteriores descuartizamientos, que por lo general te describo con lujo de detalles, por cuanto mis sentimientos adheridos a tales acciones, para algunos consideradas nauseabundas, me aquejan sin cesar tan sincopadamente, que me atrevería a decir que amenazo locura de trastorno superlativo y contraproducente, en mi autorizada y autodidacta manera de verlo, desde la pertinaz y estupefacta cordura que se antepone en mis ojos cual nube gris de lluviosa trascendencia intemperante y contumaz, para dejar mis manos y extremidades correspondientes con las restricciones que esa , aquella más bien, condenada fuerza de voluntad impone como si fuera la conciencia la que pudiera decidir el pulso de mis extrañas e inmateriales tendencias a generar la desolación que anhelo como si fuera un atardecer el que irrumpiera en mi alma predispuesta. Sin más. Las caricias me fueron negadas cuando niño. Odio a quienes son plenos en su hogar, a contra canto de mis propios designios. Déjame pedazo de estiércol. Toda rutina es febril pero encubierta. Padezco un amor irrefrenable hacia la venganza profunda. Se expande el río de lamentos. Te dejo ausente. Espera mi retorno. Mi puñal es el de Bruto; Caín es mi maestro; ¿Es que acaso soy el guardián y protector de mis víctimas?. Entrego mis defectos al destino. La culpa es connatural a mi herencia. Yo solo cumplo mi deber, sean cuales fueren sus consecuencias. No es mi trabajo, es mi pasión que, como todas, no brinda solamente alegría pues, y esto es profundo, la condición del hombre es pervertidamente obediente a sus pasiones profundas, de las cuales se hace cargo en su ejercicio. Debo hacer bien las cosas. A por ti que me refrendas. No quiero retribución por mis actos. Toda locura es temporal y matizada de estigmas de conciencia, cual porcelana craquelada. La vil realidad maquilla las trizaduras que me aquejan. A veces mi frío es interno y por momentos aflora impredeciblemente. Nadie ausculta mis heridas, nadie acusa recibo de mis ansias. Nadie me perdona, pues nadie me conoce. Soy nadie; soy, prácticamente nada. Debo invertir las causas de mis propios efectos. Soledad. Muerte. Motriz pendiente cuesta abajo. Mantén la templanza exterior. No pierdas la calma. La vida es lo único que tenemos. Mi muerte me aterroriza. No, la verdad es que me atrae, y la busco en la mueca final de mis sacrificados. Así con todo, espera por nuevas noticias, mi querido diario, que mañana será un día de aquellos.
2 comentarios:
La verdad es que no se que me asombra mas, si tu capacidad de sumergirte en la personalidad de un asesino en serie para narrar sus pensamientos mas intimos o el hecho de que puedas escribir tan bien acerca de algo tan macabro. En estos momentos, si yo te viera venir por un callejon solitario, correria lo mas rapido que pudiera :-)
Trato de ser lo más versátil que mis capacidades permitan.
SmcArq
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