jueves, 7 de febrero de 2008

Estética Profusa del Margen y el Desenfado; el Pastiche como Esencia Nacional

[De mi antigua bitácora. Fecha original de Publicación 22 de Marzo de 2006]

Escandalosamente, nuestra función de identidad es contradictoria, pero eficaz.

(Las Últimas Noticias, Miércoles 22 de Marzo de 2006)
Ha fallecido Fabiola del Luján, un travestido que actuaba en el famoso circo chileno Timoteo.
Sin Dudas que el mayor acierto de la noticia es la excelente fotografía que el diario presenta para ilustrar el hecho. Se llevó a cabo en el estero Marga Marga de Viña del Mar, un lecho ancho y terroso que se justifica en las descomunales crecidas que periódicamente ofrece a la ciudad el curso de agua nombrado. Ofició la misa o el responso un sacerdote español que fue payaso, o más bien que es payaso y oficia de cura. Desde el interior de la carpa sale el féretro hacia el cementerio de Casablanca, de donde es originario(a) el difunto(a).
El Circo que se alude es una suerte de cabaret de espectáculos bizarros desde donde se recoge la tradición circense y el espectáculo revisteril; ambas cosas arman una suerte de ensamblaje afortunado, que hace del circo en cuestión un fenómeno único, que yo sepa, en Chile (y acaso en el mundo también).
Nuestro país, desde esta suerte de extremos próximos que nos contienen y que percibimos desde sus orillas, se ha especializado en proponer toda una gama de armazones únicas y originales, propias de una tierra donde nada es realmente autóctono, salvo la mezcolanza de todo lo que nos rodea. Nuestros grupos de reinvención del folklore han propuesto en su desarrollo, desde el exilio a veces, toda una gama de propuestas musicales, donde convergen los estilos y tradiciones no solo de América (ya múltiple y diversa desde todas sus influencias), sino inclusive de Europa y sus alrededores.
Calzamos zapatos ajenos con la propiedad de quien no sabe de sus orígenes salvo por la documentación que no se enraíza en el alma, pero sí en el intelecto.
El mismo caso de quien aquí escribe, que se siente formado por una suerte de mosaico de personas y obras de diversa nacionalidad y origen, pues, ¿a santo de qué tendría que anteponerme los lentes del nacionalismo para tomar las propias influencias, cuando es más probable que a lo largo y ancho del mundo estén los verdaderos portentos capaces de remecer las propias neuronas y el alma?. Me sentiría algo ridículo pensando que solo mis compatriotas pueden y merecen ser motivo de atención, mientras dejamos pasar lo mejor de todo el mundo por las bambalinas. Lo anterior en el subentendido que nadie, en ninguna parte, es superior al otro por origen, y así es que se puede atender a que, a lo largo y ancho de todo el mundo el verdadero talento, campea con una probabilidad de surgimiento homogéneo.
Fiel a mi país escucho lo mejor de todos, para no enrollarme en la burbuja de la proximidad privilegiada, a sabiendas que el rol de ensamblaje es particularmente fructífero por estas latitudes. Y así toda armazón será promisoria a la luz del auténtico y original desarraigo, que lucha por aferrarse a ciertas cadencias y señales permanentes y propias.
Veo por ahí a los enamorados “de lo nuestro” con una apostura algo agresiva y avasalladora ante quienes no se sienten obligados axiomáticamente a asumir gestualidades que mal le quedan a una nación algo desenvuelta hacia los bordes, y que desde esa tendencia o función mira hacia el interior.
La ley contemplativa de Chile pareciera ser paradojalmente, una suerte de espejo ante el propio Paisaje físico y humano. Estamos siempre enfrentados a nuestro entorno, desde afuera, analizando para ver desde las reformulaciones con signos y señales foráneas, y esa es nuestra fortaleza, como una suerte de instinto social claro, hacia la escapada desde el encierro isleño que nos da nuestro territorio confinado.
Nada de extraño y misterioso lo afirmado, a la luz de la reacción natural del hombre de equilibrar la condición para resurgir desde la “original originalidad”, sin fórceps, sin abrigos ni estrategias. Naturalmente en resumen, a la suerte de la olla, y a lo que venga y resulte.

4 comentarios:

Lilian dijo...

Otro interesante post tuyo que no puedo dejar pasar … De todo lo que dices, dos cosas llaman particularmente mi atención:

1) el funeral del travestido; el circo al que aludes –el cual no tenía idea que existía; lo del sacerdote-payaso o es lo contrario? Es que todo esto es genial! Quién necesita leer realismo mágico cuando estas embutido en él? Cuando caminaba por Santiago hace poco, entré a un “café con piernas” porque me mataba la curiosidad de ver en vivo y en directo lo que había leído al respecto en un New York Times. Yo, siendo chilena, tuve que enterarme por un periódico norteamericano que este producto “made in Chile” es parte de -como tu lo dices en forma más poética, una gama de armazones unicas y originales propias de una tierra donde nada es realmente autoctono, salvo la mezcolanza de todo lo que nos rodea … Y así se deriva la segunda parte de mi comentario…

2) Aunque es verdad que existe una convergencia de “estilos y tradiciones” especialmente en la capital del país y en lugares como Viňa donde ya se perdió el feeling de pequeňa ciudad costera, todavía existe lo autóctono. Existe en el mundo que a mí me rodea cuando voy a las montaňas en el norte de Chile. Me imagino y espero que asi también sea en otras localidades alejadas de las grandes urbes. En este mundo de las comunicaciones rapidas donde la mescolanza de la cual hablas es inevitable, sobre todo en países jovenes como Chile, creo que lo “típico” tiene un valor especial. Lo que pasa es que “lo típico” es como un recordatorio de quienes somos, podemos avanzar, mezclarnos y desarrollarnos, pero sin perder la referencia de dónde somos y de qué estamos hechos. No sé, para mí por lo menos, el mantener el contacto con las raíces es muy importante y “lo típico” es algo que espero permanezca aunque sea un pequenos rinconcitos y no pierda en una confusión.
Saludos!

Sergio Meza C. dijo...

Lilian:
hace unas semanas que ando dándole vueltas a una generalización de lo escrito en este post antiguo que he traído a colación.
Pasa que la adicción a cualquier tipología, género, modalidad, tendencia u otra manera de clasificar nos ciega.
La semana pasada sostuve una discusión con un familiar en relación al tema "Ópera"; es tan cerrado en sus gustos que no fue capaz de reconocerme que el más genial de los reggaetones posiblemente fuera mejor (o superior) a la peor de las óperas que se hayan podido crear.

No porque una obra sea "docta"es buena, y no porque una obra sea una vulgar, garabatera, chabacana y grosera cumbia de Quinta de Recreo va a tener que ser calificada, a priori, como inferior artísticamente.

Intento abrirme a todo; pero absolutamente a todo.

Lilian dijo...

Sergio,

Es agradable saber que intentas abrirte a todo. Afortunadamente, una mente alerta y abierta es mejor creadora que aquella que se empena nada mas que en el pequeno circulo que nos rodea a cada uno. Hace unos siglos atras, hubo un tiempo en que las danzas espanolas populares como la sarabanda o sarabande en frances, eran consideradas muy vulgares por considerarse extremadamente sensuales, pero si algunos compositores como Bach por ejemplo, se dignaron a utilizarlas como parte de sus composiciones nos deberia ensenhar algo, no?

Otra cosa, yo le hubiese dicho al familiar tuyo lo siguiente: (a)no se pueden comparar peras con manzanas, es imposible! A mi me encantan las sopaipillas pasadas pero tambien me encanta el caviar y ambos no se pueden comparar :o) ... (b)y que pasa con la zarzuela? en su tiempo tambien considerada por muchos en Europa una imitacion chabacana y burda de la opera sin embargo hoy por hoy es una manifestacion artistica respetada.

Otro ejemplo de mezcolanza que se va asimilando a la tradicion y llega a ser parte de lo tipico, son las escuelas de diabladas del norte de Chile... pero no quiero hacer este comentario mas largo de lo que ya es.

Mi sugerencia es que mantener una mente abierta a Verdi y a un Raeggeton es beneficial para el creador y los futuros beneficiados de la creacion por venir. Eso si, conservar "los originales" en cajitas bajo llave para poder siempre referirse a ellos cuando se nos empiezan a confundir demasiado las cosas.

Sergio Meza C. dijo...

Ok.-

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