1
La precisión de un conocimiento no entrega sino operaciones conclusas sobre acciones determinadas. La técnica es limitada pero efectiva.
2
El beso es metafórico; él implica la retribución e ingesta de la propia y la correspondiente alma recíprocamente.
3
La construcción es engañosa; la faena de una Obra de Construcción de un edificio es un ritual tosco pero plagado de detalles finos como el grano de arena que configura el talud del cual se adivina el rostro y la potencia de la mole a conquistar.
4
Todo es estanco y fluido a la vez; todo es en la resta del mundo, y deja de ser en la continua materialización del gran sistema.
5
Se ven tantas personas caminando por la calle; la mayoría no tiene experticias de ningún tipo. Casi todos han dejado sus capacidades a la deriva de la subsistencia.
6
Orada el hombre en una suerte de pequeña caverna llamada oficio, maestría, experticia, profesión u ocupación; ella es lineal e incisiva; el extremo más adelantado termina en un rincón ciego y oscuro, donde solo se avanza por instinto e intuición, sin perjuicio de que, a medida que se retrocede, este espacio unidireccional se amplía, dejando urbe y certeza. Tal certeza es falsa;…ella es solo un espejismo del logro de quienes se van cavando a punta de picota, estallido y derrumbe.
7
Sin malicia ni aprovechamiento no hay civilización; la civilización se funda en el ciego e indiferente aprovechamiento.
8
Solo se hace merecedor de la urbe quien se topa de bruces con las fronteras imprecisas y traicioneras del agreste espacio exterior, adonde la ley natural campea o decae.
9
Satán es el hombre; y el hombre es cada hombre. Satán, por cierto que se delinea a la distancia; allá donde las culpas se diluyen y la masa se apodera.
10
El luto puede ser eterno; el luto implica abandono paulatino.
11
Es complicado para un varón lidiar con la fragilidad de una mujer. Como ella puede ser maliciosa si lo desea, puede también utilizar su fragilidad para que no la toquen ni siquiera con las palabras ni los gestos. Entonces ellas pueden, no siempre, pero pueden sin dudas, disparar sin piedad ni misericordia contra sus objetivos. El poder de una mujer puede radicarse en su estadísticamente probable inferioridad atlética. La fragilidad de la mujer es un fuero, del cual debe hacerse responsable.
12
Las contradicciones de la vida son el agua de un océano implacable.
13
Soy en la medida en que me distancio.
14
La soledad es un colmo del ser.
15
La individualidad tiene sus costos.
16
Cinco sentidos implican un sexto sentido fruto de la interacción instantánea de todos ellos.
17
Una nación no es la suma de sus partes. Un pueblo si lo es.
18
Cuando el mundo sea ni más ni menos que un santuario, todos nosotros, en el recuerdo de los otros, estaremos sobre pedestales o cloacas.
19
El recuerdo extrema la condición de sus protagonistas.
19a
Sin matices ni excesos, casi lo recuerdo todo.
Esta memoria me hace ser lento de reacciones y de pensamiento.
19b
Mis recuerdos involucran a miles de actores, de los cuales, si no recuerdo sus nombres, al menos recuerdo sus acciones o la impresión de ellas en mi memoria.
19c
De los juegos nacionales de atletismo, recuerdo a la mayoría de quienes formaron los equipos año con año; en las graderías, si me esfuerzo, puedo recordar a quienes se sentaron a mi lado, y las bromas y sonrisas que regalaban.
19d
De lo malo lo recuerdo casi todo; por ejemplo las burlas en algunos colegios, fruto de mi espíritu algo inadaptado. En mi memoria duermen una siesta ligera aquellos que burlas hicieron conmigo (y bueno; ¿quienes no sufrieron algo así en sus vidas?; casi todos, pero no todos lo siguen recordando).
19e
Recuerdo cada medalla y cada diploma; cada beso y cada abrazo de las mujeres que me consideraron.
20
Cinco colegios, con sus correspondientes compañeros; amalgamas de pelmazos y afortunadas personas. De todos me acuerdo si cierro los ojos; recuerdo las salas, el mobiliario, los patios, los cuadros, el color de la tiza y las pizarras; recuerdo la ropa de todos y cada uno de los profesores; recuerdo los baños y las oficinas, los rincones, las tablas sueltas y las trastiendas de los patios, los kioscos, las señoras que los atendían, el sonido de las campanas o chicharras; recuerdo las bodegas de las pistas de entrenamiento; recuerdo las colchonetas, los implementos, las lienzas sueltas y desflocadas de las jabalinas deterioradas, los abollones de las balas, las zapatillas especiales para cada prueba; los clavos cortos de los botines de lanzamiento sobre el rojo rekortán de Playa Ancha, las banderolas en la caída de los implementos, las huinchas desgastadas, el color de los letreros, los pasamanos de las barandas, las entradas y salidas de los camarines, los podios cuyas tablas se deshacían con los clavos de los vencedores, las publicaciones en los diarios, los premios y las derrotas, recuerdo Santiago de Chile, su Estadio Nacional, sus señales, la indiferencia de sus operarios y trabajadores, la prepotencia de sus jueces, el color del asfalto del foso de lanzamiento del disco, el rincón del foso de lanzamiento de la bala, la opresiva distancia vertical de las gradería sobre los atletas, las barras de coros escenográficos, desentendidas ellas de las pruebas de las pistas, los tapices de los buses, las noches de cena y descanso en el internado de niñas en una de las salidas, al oriente de los recintos del estadio.
21
Recuerdo inclusive cuando apenas caminaba, cuando despertaba en las tardes en Independencia, y recuerdo mis jardines de niños, los primeros compañeros del Mackay cuando apenas tenía seis años; Barroso, Leighton, Halabbi, el ya fallecido García que estaba en otro curso al comienzo, Salazar, Tobar y su afición por Colo Colo; ...Carmen se llamaba la profesora jefe. Tenía el pelo negro. Antes del primer auto, tuvimos una bicicleta verde en la que nos movíamos por Viña; en ella iba mi vieja a su trabajo; y de ese lugar recuerdo a sus compañeros de hospital, a casi todos los que vi al menos.
22
El día del golpe de estado de 1973 estaba solo en casa cuando me contaron que había caído Allende; de un día para otro apareció toda la comida en las tiendas, y de esas tiendas del barrio de mi casa de 3 Poniente 554 departamento 26, cuya línea oficial era recorrida por una solera de hormigón lavado, tengo imagen exterior e interior; anaquel por anaquel no, pero si la globalidad, oscura y envejecida. Recuerdo a todos los vecinos que tuve, sus ocupaciones de esos días en el caso de los adultos, las caras y ademanes de la tienda de leche que se establecía en una casa al frente de los edificios entre 6 y 7 Norte, el dueño era español, su esposa no; las botellas no eran selladas y solo las cubría un cartón circular humedecido. Del centro de Viña he podido reconstruir fragmentariamente casi todas las tiendas, en una noche de conversación de amanecida con mi amigo Claudio Fraiman.
Y de todo esto que digo solo manifiesto puntas de iceberg; con alguna señal detonante se avienen los restos de cada clave de sitio y reencuentro...
23
Si me taladrara algo de olvido (como decía Borges), podría dejar mi vida y deshacerme de mis nexos, pero me resulta, así como vivo, imposible de efectuar.
24
De alguna manera la fidelidad de los recuerdos podría ser la fidelidad de mis acciones; de alguna manera sí, y de otras No en definitiva, pues soy tan humano como cualquiera.
25
Lo peor de todo esto es que, sin dudas, casi nadie de los que recuerdo me recuerdan; así he podido comprobarlo desde hace un par de años a esta fecha, por lo que, maldita sea, esta soledad de condición íntima y recursiva se aviene a mi sombra permanente, como si fuera linfa que con sangre no se mezcla.
Pero así las cosas, solo una torsión de rumbo y emprendimiento me dejará abandonar a esta suerte de saco pesado y Patrimonial del cual me nutro y me acongojo, mientras se deja arrastrar día con día, haciéndose cada vez más pesado.
26
Por momentos envidio a los desmemoriados
y a los que de sus recuerdos se despojan
como si fuera hollejo de piel asoleada.
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