
El orden sobre el orden que se ordena como se disponen las piedras al fondo de un cerro dispersado, pero a la inversa, sobre las rocas, acantilados. Suerte mareo fuga condena fogonazos y turbiedades maldad y santidad entre antenas y cableados sol y lluvia lunas redondas como las caderas de sus mujeres, hilos al cielo, cometas y brillos de dinero mal y bien habido concentración de pasión y espera olla borboteando y tocadiscos añejo en candente susurro y asado de puerco con frutos cayendo de árboles escuálidos perros gatos ratas serpientes banquetes del domingo y hambre del miércoles cesantía rendida almacenes vacíos y repletos borrachos alcoholismo y grandeza de madres luchadoras, jovencitas prostitutas operarias explotadores y explotadas varones que se cogen a turistas solitarias automóviles objetos de deseo brillantes en manos fugaces sonrisas y desdicha maldad de arremetidas violentas escaramuzas de monos y bandadas de aves peregrinas bostas de vaca y pastizales miserables cumbres arremolinadas lagunas de bambúes y lodazales negruscos insalubre gloria de escuelas de samba hordas de muchachos al carnaval sexo desenfrenado por la ciudad y revueltas de calles perdidas orden bajo el orden, desorden por sobre el orden azar de latas y cazuelas loros y cachaza limones hielo y televisores, caros como semanas de sueldo de manzanas completas, aspavientos de soledad puertas de ranchas que son pórtico de espera, ansias y mortandad muchachas florecidas al amparo de ebrios rendidos santidad y canalladas gotas y goterones avalanchas y escampavías terrestres de misiones soterradas profesores de colegios lujosos alrededor del trato indigno, dignidad e indignidad acontecidas como se suma el pan y el huevo de la mañana, desayunos y ayunos escuálidos y alborotadores, peleas de mascotas sangre y heridas gritos siestas y silencios dormires al acecho, repentinos derrumbes y explosiones, orgasmos compartidos, detonaciones de tiros de Magnums en la nuca de inocentes caídos de boca a la tierra con costras de hormigón, livings de carencias atiborrados de piernas y descansos. Canta el gallo y el cuerpo del ser vivo urbano amontonado se estremece cual anaconda restregando sus escamas por el tronco caído, incendios incalculables, hogueras persistentes, inaccesibilidad poética, minotáuricos laberintos de huidas del hampa y de los juegos de las pandillas. Mar, Ipanema, turismo y frijoles negros carne McDonald´s comercio adyacente disquerías hoteles y progreso mercados Malls plazas y dólares por rumas. Barrios prósperos a la orilla de villas miseria, caída de acantilados terrestres por sobre la atlántica avenida, democráticos engendros de todo con todo, con fritanga y esturión, arribismo y modismos extranjeros atiborrados de estilo miserable, corrupción y esplendor, brillo y tosquedad. Conjunción de esto con aquello, edificios, arbustos gigantes, palmeras, hojarascas eternas, frutos en las calles, barrenderos y buses. Vértigo de Ciudad y marea distante en playas doradas cadencia y fútbol y voleibol y cerveza. La torre de babel acompasa el ritmo y la pausa. Aromas y peligro, paz y estancia de amenaza; todo junto y discreto. Todo en sí. Como si el mundo fuera Brasil y Brasil fuera un sistema de mundos en el Espacio de un Universo complejo y auto referente. Dios bendiga y salve a Brasil, en su lodazal de hermosura maravillas y deterioro. Brasil hermoso y terrible, Brasil, distante y comedido. Nada más sino tristeza hecha canto y cadencia hecha cópula virtual. Todo ahí y nada excluido. Y así…
…humea un cigarrillo de un anciano, sentado en una piedra, mientras mira la puesta de sol por entre dos edificios imprudentes, mira al suelo, recuerda, y ensombrece su ocaso.
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