Hay harta gente que todo lo demás lo valoriza, si sólo el aspecto de la persona en cuestión es el adecuado, respecto de las específicas expectativas exteriores que, situación por situación, se producen. Y no es poca la gente que aplica el gran requisito del "deber parecer para poder ser", de hecho la cotidianeidad de todos está plagada de estas cosas, pero no las vemos porque casi nos acostubramos ya a todo esto. Uno mismo se sorprende aplicando filtros y criterios así, algunos bien parapetados en armazones conceptuales bastante atractivas, desde el punto de vista de la "intelectualidad, por así decirlo.
Normalmente se acude a todo aquello por temor, prejuicios o, maliciosamente, por alguna miserable estrategia de autodefensa y autorreivindicación, respecto de posibles talentos ajenos, capaces de ponernos en nuestro mediocre lugar.
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