■ [Un capítulo más de mí teleserie perpetua denominada "¿Para Qué Decir la Mitad de las Cosas Cuando Puedes Decirlas Completas?"]
Del mismo modo como alguien, demasiado acostumbrado a su riqueza, puede llegar a desentenderse de quienes sufren por vivir en la pobreza y termina creyendo que tal desventura ha sido por falta de voluntad, el pobre o el que ha vivido una vida demasiado austera puede llegar a convencerse - en su condicion que termina atrapándolo - que todo bienestar tiene su origen en algún tipo de despreciable deshonestidad, tendiente a tomar un misterioso camino corto que los demás no estarían dispuestos a hacer, aunque pudieran.
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