SER Y PENSAR EN SER; DOS MUNDOS PARALELOS, RECÍPROCOS E INTRÍNSECAMENTE RELACIONADOS CON LA CREATIVIDAD QUE, INDIRECTAMENTE, NOS CONDUCE A LA GRACIA DE LA AUSTERA FELICIDAD

El viernes estaba trabajando en la oficina y, concentradísimo, tecleaba frenética y efectivamente casi a la velocidad de cómo iba hilvanando lo que deseaba redactar. Repentinamente me veo en lo que estoy y tal fluidez se nubla para desaparecer. Conciente de mis manos y el teclado, fui incapaz de prever dónde estaba la siguiente tecla a presionar sin mirar; todo se volvió insegura conciencia e ineficacia en la acción. De tal modo somos cuando fluimos en aquella accion y dejamos de ser, a tan alta naturalidad, cuando intentamos darnos cuenta. Ahora bien, realmente el darnos cuenta es necesario para reconocer el estado en que nos encontramos y, así, poder evaluar prácticamente ex-post, sin dejar de tener en cuenta que lo segundo es ineficaz y contraproducente para lo primero aquí y ahora pero, a posteriori, es un camino abierto, dentro del cual volcar la creatividad de variar lo mismo para detonar la "ignorante" eficacia del ir por el camino conocido, en pos de lo desconocido capaz de surgir en el mismo lugar y a santo de las mismas cosas de siempre.
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¿Qué gracia tiene sentirse en revelación ante lo primigeniamente desconocido? ninguna. Por eso es que la variedad de lo mismo de siempre es necesaria, para evitarse ese huir de la incapacidad de ver lo de siempre como si lo estuviéramos viendo por primera vez en la vida ya que, normalmente, priorizamos a las cosas en cuanto nos hacen más o menos gracia.