
Esa verdad perdida en las referencias, vaga por entre la maraña de cuerdas, ruido y manejos avezados de quienes creen ir de recta línea y flotación por océanos oscuros y espesos. Venido en vendaval y en temporal consecuente, nuestra voluntad se deshace en gritos y escaramuzas atolondradas. Y a tumbos vagamos por la ensenada, una vez quieta la deriva extraña y marejada. Seremos más así, desde el conocimiento del desvío y el peligro. Llegaremos a buen puerto permanente para morir desolados, tras una vida desmerecida de nuestras añoranzas, en torno a la muerte más digna y duradera, ya que todo anhelo se queda recogido en los hechos descarnados.
Y así todo, vamos y estamos, seremos y fuimos, volvimos y zarpamos a nuevas aguas para desconocer lo sabido y recoger lo alcanzado, atesorando el aire y abrazando la neblina, pues solo seremos certeza de vahos y fundamento de intuiciones. Humanos despliegues hacia la aventura extraña, no sepan sino de la ardua desconfianza del arribo.
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