
Contó, para estos fines, con el amplio apoyo y el generoso financiamiento del Zar Nicolás II. Fue uno de los primeros desarrolladores de la fotografía a color en la historia del hombre, por lo que sus obras vienen a ser prácticamente las primeras capaces de registrar instrumentalmente el color del mundo para la posteridad. Lo anterior de un modo técnicamente objetivo y directo desde la fuente.
No existen impresiones a color directas contemporáneas a su valioso trabajo; tal logro no fue parte de su invento. Lo que hizo Sergei Mikhailovich Prokudin-Gorskii en su momento fue generar negativos en blanco y negro simultáneos que, pasados por los filtros cromáticos adecuados, generaban una proyección múltiple y sobrepuesta de las diferentes versiones cromáticas de la misma fuente, las que se lograban presentar al público en una suerte de diapositivas momentáneas, para ser vistas a través de los artilugios necesarios, en un recinto dado.
Las imágenes en colores de este fotógrafo, pusieron a disposición del reino todo, el registro del color, como representación del esplendor de la Rusia Zarista.

Me pasa específicamente lo siguiente con esta foto; sé que tiene cien años de antigüedad, sé que corresponde a un registro anterior a la revolución bolchevique, y sé que es un trabajo oficial del imperio. Sé que tardó más de cinco años en materializarse también. Supongo, además, que el encargo de Su Majestad debió haber obedecido a llevar a cabo un registro esplendoroso y magnífico del reino. Esto es obvio. No pudo ser que le habilitaran un vagón de ferrocarril como estudio fotográfico, que tuviera acceso a todos los recintos, incluso los más restringidos, para retratar el defecto, el detalle y el rasgo de error, miseria o injusticia que sin dudas debió existir. Así que lo factible de ver en estas fotos es la mirada del Zar detrás del encargo del fotógrafo.
Tal esplendor es demasiado similar a lo que vemos hoy; el color presenta la realidad con el brillo y una intensidad tan parecida a lo que ocurre hoy en día, que tales atributos ameritan de un esfuerzo de lenguaje mayor al acostumbrado, con el fin de borrar décadas de prejuicio en relación al color que pensábamos que las cosas tenían en esos tiempos.


Vuelvan a mirar el monasterio de la fotografía; refulge, levita, brilla, se traslada a un sector de la conciencia que más tiene que ver con el ideal de los sueños, del esplendor y de un paraíso que, supongo, nunca ha existido. El Zar Nicolás II encargó registrar tales imágenes para que todos las vieran y vivieran tal esplendor, pero hay algo más. El color que refulge es el mismo que hoy nos sorprende en las construcciones más nuevas; el color de los edificios de hace un siglo es el necesario para hacerlos materia de sorpresa, de placer, de impresión, de anhelo inclusive. Casi dan ganas de correr por el camino, cruzar el puente y golpear las puertas del monasterio para ver los dientes cariados del portero, con sus hábitos ortodoxos, y sentir el olor del incienso por sobre los pavimentos coloridos, y asomarse a la ventana para ver el pasto verde de la llanura. Nada de esto sucede cuando vemos una fotografía en blanco y negro. No. Ella nos llama a la nostalgia de algo ido; de algo que ya no puede ser así como ahora son las cosas. Y aparecen estas fotos y nos hablan que la majestad del color es la misma hace cien años y más.
Siento que estas imágenes fueron el registro de una estrategia de marketing tan agresiva y fantasiosa como lo son ahora las estrategias publicitarias de regímenes autoritarios y de cortometrajes de sentido turístico.

Los veranos han sido los mismos desde siempre. Siempre la época estival nos ha alumbrado con su luz y su calor. El agreste llamado del zumbido de los insectos sobre las flores brillantes y frágiles ha estado con nosotros desde que tenemos memoria y desde antes. Entonces el color que nos llega de una centuria atrás nos abraza y nos da esperanzas. Todo ocurrió de un modo muy parecido hacen cien años atrás, y la cabalgata de los recursos no ha dejado de recoger aquella imagen anhelada de una realidad de la que deseamos asirnos como un trapecista a su madero vital.
Todo esto me ha ocurrido.


Estas fotos me han regalado el negado color exacto de hace cien años, que hasta ahora no era sino una gris estancia de sombra y añejo registro de un cielo y un mundo que dormía en su modernidad y albor.
He intentado no poetizar demasiado estos dichos, para ver si el mismo modo de la mirada y captura de la Rusia centenaria me ayudaba, como las palabras sencillas, a dejar el paso de un ojo que se encuentra en su pasado adormecido desde su propia imaginación y expectativas.
Cuando veo y disfruto el celeste orgullo de las torres centenarias de aquel templo que aún persiste, siento que estuve ahí, cuando aquí me dí y me entregué al goce de un mundo que tardó en replegarse desde su efectiva realidad colorida y persistente.




Las fotografías aquí expuestas, y muchas más relacionadas, están en la colección de la Biblioteca del Congreso de USA. Esta institución la adquirió a los descendientes de Sergei Mikhailovich Prokudin-Gorskii.
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Las dos fotos en blanco y negro que se presenta no corresponden a la colección comentada; solo se presentan como ilustración a un par de conceptos aquí vertidos.
Escrito el 27 de Octubre de 2009.
3 comentarios:
Sergio:
Que emotivo y consternador!! No puedo negar que tu observacion relacionada al efecto de contenmporaneidad o permanencia en el tiempo, de estas fotos centenerias a color, es un ejercicio mental que hago a menudo cuando veo films en blanco y negro, por ejemplo. Me impresiono especialmente la foto de los ninhos sentados en esa pradera. Se ven ... See Moretan 'now'!! Digo que me impresiono porque no pude evitar sentir compasion por ellos; ese momento inmortalizado para ellos era de paz pero nosotros conocemos el futuro turbulento y doloroso que se aproximaba. La sangre que se derramo fue roja como la de ahora, eso es obvio, pero de alguna forma, las fotos del pasado en blanco y negro son casi una proteccion o velo para nuestros tiempos... Gracias por este post, me ecanto...
PS: Quiero ir a la Biblioteca del Congreso a verlas directamente
Me alegro haber sido claro (esta vez) :-)
Anda y postea lo que viste, si no en tu Blog, puedes hacerlo para tus amigos en facebook.
Esperamos tu reporte.
Gracias por tu comentario.
Si, señor!
:-)
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