[De mi antigua bitácora. Fecha original de Publicación 28 de Noviembre de 2005]
Dinamarca; Origen de la fotografía |
Se extiende siempre de modo amplio y muestra naturalidad, dentro de ese ordenamiento que adoptan las cosas a lo lejos; no importa el aparente caos que la jungla contenga al llegar a colgajos al océano crispado, por sobre un acantilado rocoso, mientras unas gaviotas aleteando esperan el abandono de peces en las rompientes, tras de esto unas nubes aborregadas desatan un ritmo acorde al desorden de las cosas que fluyen; una pequeña cascada resbala por la vertical, así este ejemplo, pero como lo vemos como paisaje, siempre se ordena acorde la línea del horizonte, y sobre ella el cielo y bajo ella la tierra. Aunque remonte la foresta por sobre este horizonte distinguible, el orden es Absoluto; luego un paisaje es un libro abierto del mundo, ante el cual es posible entender las cosas dispuestas según la mano de la ley de la naturaleza.Pero si lo que vemos es un paisaje desolado; por ejemplo, ya que ando impresionado por esto, desde una torre de observación, 6 meses después del 21 de febrero de 1916 en la campiña de Verdún, ¿qué veré?. Pues veré un campo desbrozado por las explosiones, cadáveres, humaredas, vehículos abandonados a medio destruir; y algo similar veré después de un incendio forestal espontáneo en un bosque nativo.Entonces cual es la diferencia; la diferencia está en la explosión de complejidades convergentes que las cosas adoptan en un fondo simple de arriba y debajo de la tierra y del universo respectivamente. Pero inclusive en el desierto, las arenas se peinan por la acción del viento, y esa ley es general inclusive en las explanadas más vastas y blanquecinas de los desiertos de Arabia. Entonces la complejidad no es tal en los paisajes del desierto, y por lo mismo no es la complejidad ni la simpleza; una cosa anula a la otra como argumento.El paisaje es impresionantemente proclive a ser contemplado, también, porque no vivimos rodeados de ellos, y creo que alguien que viva frente a uno, no los andará buscando en sus paseos como sí lo hace alguien que vive en la ciudad en un pequeño departamento que da hacia otros edificios a no más de unos pasos de distancia.Lo próximo desata leyes desvinculadas del orden maestro de la tierra en relación al resto del universo, simbolizado en esto de la línea del horizonte. Lo medianamente distante, de manera tal que ni lejos ni cerca se encuentra, arroja ordenamientos que pueden ser parte de lo uno o de lo otro, pero a distancias de comarca, lo menor y lo mayor se ordenan en una sola ley, que es la ya aludida de intrínseca contradicción por cuanto, es horizontal la tendencia de lo que verticalmente se diferencia. Y así conjetura una vibración recursiva entre lo extensamente horizontal, en pos de una verticalidad atenuada por lo mismo, ya que después de estas maneras de contemplar, sobreviene lo otro que ya es tirarse en el pasto y ver el resto del universo en una esfera virtual propia de lo ilimitado que se presenta el resto de las cosas de la galaxia y el universo en general, en un contexto de esférica rotación de todo, que solo es apariencia pues lo que gira es el planeta donde estamos. Y así las cosas, aún no se llega a acuerdo de la forma de universo, lo que a escala de la contemplación terrestre no cobra forma, pues la esfera prima en lo más lejano.La contradictoria manera de ver, puede ser lo propiamente especial de un paisaje, en esto de cruzar lo horizontal predominante con una ley de divorcio de las cosas en sentido vertical, de la tierra al cielo, y en ambos mundos las cosas van y vienen; caen asteroides, un avión sobrevuela y aterriza, un barco se pierde a lo lejos, una jabalina despega y cae al terreno, marcando una aparente catenaria inversa y tras de ella un puente colgante la señala al derecho, que a contramano es cuando la cuerda cae y no es cuando la lanza decae, y uno ahí comparando la caída y equilibrio de lo uno y lo otro respectivamente, y estableciendo la pregunta de la relación de ambas curvas, por ejemplo, y así la contemplación de lo vasto; pareciera que esta vibración contradictoria de lo que se ve a contrapelo es la ley profunda del paisaje; pues se apaisa quien se dedica a ver lo vibrante; ¿y donde más que en un paisaje las cosas se revelan en sus leyes amplias ante hechos que las superan?.Y luego, a la metafórica manera de ver, quien se apaisa en su mirada desentierra las leyes del mundo y de las cosas, pues se distancia, explícita o implícitamente, ya que ante una placa enmohecida se vislumbró la vacunación de legiones de seres humanos, y así se apaisó el investigador; desenrollando del pliego de proximidades la vasta distancia de la curación efectiva.Lo lejano es el símbolo de lo discreto y vibrante a la vez; ahí, frente al paisaje el hombre se encuentra y encuentra sus desencuentros hecho interrogantes, ……
la medida de ver la ley en lo discreto;
transgredir en el fondo las cosas;
que de cerca se ven
y de lejos se conectan.
El paisaje lejano de la comarca
es un símbolo
y ante él la mente se desencadena
en intelecto y en estética vibrante
He ahí la madre del cordero
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