Esto será filosofía. Desordenada y dispersa, pero filosofía al fin:
- Citaré al poeta Godofredo Iommi:
Al definir lo que él pensaba que era el juego, decía que tal palabra aludía al "supremo rigor de mi libertad".
Interpreto: para que haya libertad, deben haber reglas desde las cuales jugar el juego donde podemos construir lenguaje, calidad, cualidad, defecto, virtud, comparación, etc, etc.
- Sin reglas no hay juego, y sin juego no hay libertad; reglas claras y concensuadas implican libertad.
"Todo vale" no es nada sino chacra, caos y destrucción, tras la cual imagino que surge nuevamente el juego concensuado.
- Ahora, citando a Heidegger, aludo a lo que es lenguaje; "La morada del ser".
Interpreto: sin lenguaje no hay entendimiento, no hay inteligibilidad, no hay "campo de acción", ni "campo de juego". Sin campo no hay juego, sin juego no hay libertad.
- La libertad se condice con la construcción y puesta en marcha de un lenguaje, con las reglas, con el jugar el juego que todos aceptan; nadie juega obligado.
- La construcción de un campo de acción de libertades implica establecer un límite u horizonte de coherencias y lógicas factibles de soportar la mayor cantidad de solicitudes de consistencia posibles. Tal riesgo tienen los sistemas de construcción de libertades; si se los somete a exhaustivos requerimientos de coherencia y capacidad de soportar embates de consistencia estructural, pueden arrojar fallas. Lo malo es cuando las estructuras de lenguaje compartidas por muchos han generado civilizaciones de miles o al menos siglos de antiguedad. Siempre habrán quienes quieran proteger a "La Construcción" aludida de tales exámenes peligrosos. Ejemplo: la iglesia (cualquiera) defendiendo la integridad de sus héroes teológicos, a excusa de ser precisamente el pilar fundamental de tal o cual civilización.
Alcanzada tal sinergia textual, dejo lo demás a los demás.
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