- Supuestamente hubo algo inaugural.
- Supuestamente tal cosa fue algo anterior a las potencias, al punto que indefectiblemente todas ellas surgieron de tal preliminar aspecto inmaterial.
- Tenemos la mala costumbre de anteponer las cosas cuando queremos decirlas como anteriores. Pero si no es cosa de tiempo lo aludido, perfectamente podemos pensar que simultáneamente (y tal simultaneidad no es sino sombra temporal de tal suceso) fueron las potencias, rendidas ante tal evento que entornamos.
- Al evento entornado llamémoslo “número”. Y a todo lo potenciado desde él llamémoslo “consecuencia”.
- La consecuencia temporal del número es el Universo; y al colmo de tal Universo llamémoslo “Todo”.
- Al número inaugural signifiquémoslo en “1” y escribámoslo como “Uno” arábigo
- Al colmo del Universo engendrado desde las potencias subordinadas del número signifiquémoslo en “I” en numeración romana, e identifiquémoslo con “Todo”.
- Al intervalo, inspirado en las matemáticas, producto de tal ejercicio consciente de entender a lo primero en relación a todo lo que se allegara a tal preexistencia denominémoslo “[1,I]”
- A la diferencia entre el primer número arábigo aludido y el segundo número romano simbolizado, llamémosla “despliegue absoluto de las potencias en el tiempo y en el espacio”.
- A las dos partes “numéricas” de tal proposición que identificamos con un intervalo y que separamos con una “coma” (“,”) entendámosla como “lo mismo”
- Al distingo que nos permite desplazarnos en la existencia desde tal primera manera hasta la segunda y culminante de “lo mismo”, que se despliega y se manifiesta desde la plenitud de sus potencias hechas fenómeno, llamémoslo “torsión idéntica”.
- Al hecho en sí impresionante de que tal fuerza de “torsión idéntica” sea capaz de nunca abandonar su identidad, pero que a la vez despliegue todo lo que entendemos que es parte de un evidente trasnfinito absoluto, llamémoslo “el milagro”.
- A la presencia virtual que sobre todo esto subyace, elija usted mismo cómo llamarla, si es que en definitiva la cree.
1 comentario:
[Si suena absurdo lo siguiente pueden comentarlo, no me parecerá de mal tono, ni nada por el estilo]
“Lo que había antes” (del Big Bang]se dice por ahí.
“Antes” puede no tener mucho sentido cuando no había ni siquiera tiempo, y solo podemos hablar de “aquello” de lo cual surgieron las potencias (en términos filosóficos).
Las potencias, serían simultáneas al surgimiento de “aquello” inaugural, y simple a extremos infinitos.
De hecho, aquella “simpleza inicial”, podría insinuarse como la inversa magnitud transfinita del Universo, sean cuales fueren sus alcances.
Entender o pensar que aquella “simpleza inicial” es la misma cosa que todo su desarrollo consecuente desde sus potencias intrínsecas, forma parte de mi personal comprensión de todo lo que nos rodea.
Ya lo dijo Heráclito de Efeso; “Si se atiende a la verdad, y no a mí, sabio será reconocer que todo es uno”.
En el fondo hay que dejar de entender que las cosas se diferencian entre sí, y que el principio de “identidad” es otro, más vasto e infinitamente más complejo que la aparente coincidencia a extremos absolutos.
La igualdad entre dos cosas es imagen de la igualdad entre todo y su reducción al número, que es uno y nada más que uno.
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