La fluida continuidad de la costumbre y la rencilla, sabe de una maleable tendencia, que derrota la represa y su presión; haz la parte de tu suerte y escapa hacia las gota de trance y supuesto desperdicio; fluye y deja fluir, desata tus entrañas y establece la simultánea condición del que detona y esparce su íntimo rocío, benefactor de cuerpo y placer repentino.
Agradablemente decae la presión de una estampida de dorado brillo y voluntad. No eres sino, por doquier, la desatada suerte del trance estertóreo y suficiente. Y el temblor se hace evidente, en la entrega y la postura, a espaldas del mundo y a cubierto del pudor, como si fuera aquello, la íntima fractura del ser y su deshecho. Entregas a la tierra lo que antes te prestó, para dar y recibir, y que todo rito se despliegue, en esta manera y ceremonia, de la grácil y fecunda trayectoria.
[Ilustración realizada para este post
por el pintor abstracto link Claudio Fraiman link]
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