miércoles, 24 de octubre de 2007

No me interesan los gustos ni las afinidades; solo me interesa el rumbo y el silencio

Podría ser el ser más feliz de la tierra, y esa felicidad podría estar repleta de ámbitos diversos; podría ser complejamente pleno, pero si esa plenitud no se condice con el rumbo ni el sentido, esa felicidad no me interesa.

Prefiero el desierto a la jungla, prefiero el vaso vacío que el desbordante; prefiero la ceguera al ojo del águila, prefiero la ignorancia que el conocimiento;…

…Prefiero el vacío y la sequedad; prefiero la navaja que la flor; prefiero la incómoda y remecida inquietud que el bienestar; prefiero lo punzante que lo mullido; prefiero la estancia destemplada y la intolerancia, que la meliflua quietud de quienes se entregan a su momento, pues no vivo el momento; yo vivo el futuro; vivo para mi muerte, vivo para el día de mi deceso; vivo para el segundo final de la última hora de mis días, pues persigo el fin y no lo fuerzo; soy la deriva libre que sigue la ley del propio destino, sin atolondrar los resultados; el destino existe y se forja en el instinto que huele el rumbo y se entrega a él; la muerte no se qué me tenga reservado; podría ser que la muerte no sea más que el fin de la conciencia y que tras ella no halla más que inexistencia absoluta; podría no existir Dios (que lo dudo que así sea), podría ser un sueño de un ogro maligno la certeza de la existencia (como diría Descartes), podría ser la muerte el punto sin dimensión de la suerte de amplitud y circunstancia que me aqueja; pero para ella vivo, y no es que lo haya elegido; ella, la muerte me espera en el asiento de la lado de mis días, y me ronda como a todos, pero de ella me encargo y me afano, ya que de la muerte se alimenta la vida y de culminación es la carrera y el rumbo; y así es que el sentido que le damos a lo nuestro aviva la imagen del presente y retorna la mirada al pasado como el eje del rumbo que circula y se adentra; para ser como el rumbo dice y como el azar desdice.

No vivo el presente; nunca lo he vivido y no pretendo vivirlo nunca tampoco, así como prioritariamente; así como actitud ante la vida; así como sino y como fórmula de dicha; así no vivo ni viviré el presente; el presente ya se fue y solo se configura un rumbo y una señal que seguimos a destiempo y a contra canto; la vida se encamina hacia la muerte, y ella por burda y bizarra que sea, sabe de nuestra culminación, confiando en que con los años sabremos darle a esa misma certeza la forma del arribo y la suerte de la victoria

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