No radica en la porfía que se pueda tener al respecto de las propias afirmaciones, o en relación a aquellas que se escuchen y procesen por parte de otras personas.
Esta sensación es vaga pero poderosa; indica sentidos persistentes, por encima de aquellas voluntades ajenas o propias, que no se condicen con las evidencias expresas.
Los énfasis del que es puesto en duda desde sus afirmaciones, se contrastan con sus propias aseveraciones; el resultado puede ser o de credibilidad o de escepticismo; cuando se opta por lo primero, se obtiene el beneplácito; en el segundo caso se produce la reacción inversa del afectado.
La tozudez puede confundirse con ausencia de gentileza.
Pero esta sensación a la que aludo es difusa en el alma; qué extraño es sentirla y reconocerla para aislarla, efectuando una acción muy parecida a la disección médica;…
…en la maraña de tendidos nerviosos y estructurales del cuerpo se toma una parte y se la separa del resto; esta parte aparece notoria y explícita, cuando en su condición espontánea suele venir vestida de complejos complementos.
La sensación de certeza es, con todo, una apuesta a la propia capacidad de entendimiento.
Para estar ciertos de lo que se dice se necesita confianza en sí mismo, la que puede desbordar en soberbia ceguera; tal navegación por aguas tan turbulentas es apasionante.
Vivir con un pensamiento tan tibio como las ganas de congraciarse, al punto de que ambas se confundan es una apuesta que puede llevarnos a cometer muchos errores profundos, sobre todo en momentos como la elección de un oficio al cual dedicar los días, y cosas así.
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