En mi personal opinión, no tiene que ver con la novedad, pues resultaría sumamente difícil establecer la efectividad de tal hallazgo, en los millones de acciones diarias relacionadas en todas y cada una de las personas.
La originalidad tiene directa e interna relación con la fidelidad de lo expuesto hacia su causa o efecto, en cuanto establecimiento de una realidad implacablemente objetiva, y en directa relación con la ley que dio el surgimiento a semejante nitidez y transparencia.
La originalidad es fiel a su ley generadora, de la cual da cuenta a extremos ejemplares, luego, la manera de atribuir el apelativo de original a algo se condice con la búsqueda de los atributos que, objetivamente dan cuenta de aquella fidelidad entre forma y fondo. La originalidad debiera ser, por tanto, profunda en sus resultados, ya que entre la forma y el fondo se establece la medida mayor en distancia, capaz de establecer un simbólico o metafórico vector de sentido.
El sentido que se establece entre la más exterior de las formas y el más recóndito de los fondos, es el que señala con mayor claridad la dirección de lo dicho.
Un sentido original, entonces, es aquel que te lleva de bruces al fondo del abismo, adonde subyacen las causas y las respuestas, o al menos así se percibe con una gran sensación de convencimiento.
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