Un pastiche de Directores, secuencias y escenografías interiores y exteriores, vestido de sátira de las películas de James Bond. No he podido saber si Orson Welles participó de alguna manera en unos interiores surrealistas, asimilables a lo que nos presentara el mismo genial director en su película “El Proceso”.
Por qué la comento, pues porque me divierte muchísimo verla, así tan vacía, estúpida, plagada de medios, desentendida de la coherencia; es un verdadero museo de costumbres, moda, vestuario, ademanes, elegancia, diseño, ritmo, absurdo futurismo ineficaz y música de los años sesenta de Norteamérica, partiendo por la música de Burt Bacharach, una especie de propietario de un estilo absolutamente identificado con esa década.
Una vez más aparece Peter Sellers, como si este fuera requisito indispensable en estas películas de absurda trama y absurdo humor. Precisamente actúa, entre otras, en la escena de la tortura que Orson Welles le aplica, con un despliegue de recursos técnicos, ... que ya podríamos catalogar de “patrimonialmente” añejo.
Una vez más me atrae el ritmo que contiene; sobre todo la parte del interior de esa escenografía surrealista que aludo anteriormente.
[No sería mala idea recoger este mosaico y determinar un escrito en orden a tomar su dispersión de sentido y humor distendido]
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2 comentarios:
La pelicula es super guena Jil le estay buscando las 4 patas al gato.
Ve la por el factor de entretencion nada mas, si lo pasi bien regio si no, no te gusto no mas y punto que tanto.
Eso que tanto; también puedo dejar de escribir e irme a tomar un trago, después paso al baño, llego a la casa y me acuesto; ¿qué tanto no es cierto?.
También podría dedicarme a vender botellas vacías o a "arreglar" gatos y a enderezar somieres, total qué tanto.
(¿Quétanto?; ah?)
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