miércoles, 12 de diciembre de 2007

All That Jazz

[De mi antigua bitácora. Fecha original de Publicación 13 de Marzo de 2006]

Bob Fosse; Director [1979]

La idea es simplísima:
Un Director de Teatro Musical (si mal no recuerdo de Broadway, Nueva York) es fanático de su trabajo, para el cual vive y se desvive al punto de poner en riesgo su salud; fuma como condenado, toma remedios de esos que ingieren los que ya están al otro lado de línea roja que divide la salud de la enfermedad. Tose como perro enfermo, se ahoga, pero sigue adelante; “el show debe continuar” (que se usa como título en español de la Película). Típicamente sus familiares y amigos están irónicamente acostumbrados a su modo de vida, y lo requieren para sí, como lo hacen los seres queridos con los trabajólicos. Esto es todo. Y dirige, y vuelve a casa, y se enferma cada vez más.
El invento de este Filme, que ni siquiera lo es tanto, radica en que todo el continuo de plano-secuencia se divide en escenas, pero estas se agrupan entre una rutina diaria, o prácticamente diaria del protagonista que se caracteriza por un movimiento del Concerto alla rustica, para cuerdas y continuo en G major, RV 151 1 de Antonio Vivaldi. Presto; exquisito, de una cadencia y pertinencia insuperables, el cual marca el ritmo general, y siempre, cada día, en las mañanas se vuelve a la música que acompaña el despertar del protagonista, el que paulatinamente cae hacia su muerte, alegorizada por una mujer que lo seduce y lo rodea con diálogos directos hacia el ego del protagonista; él, un egoísta enfermizo, termina cayendo de alguna manera en sus brazos.
Está dirigiendo un próximo estreno musical, el mismo que se entreteje tanto con su vida, que termina por perderse la frontera que separa a la comedia musical de su vida real; y se consolida el entramado de ambas hebras al final, en la muerte del actor principal de la Película. La pregunta ¿y qué? se responde con lo siguiente: la música es excelente y entiendo que original, las coreografías son una con los encuadres y la ambientación; el clima es perfecto, el ritmo absorbe, la actuación es la sobreactuada irrenunciable presencia que requieren los bailarines sobre la vida que viven, desde un Filme que se confunde como confundida es la vida de los creadores; ellos se entregan a su éxtasis desde un mundo necesariamente más chato que sus propias expectativas. Poesía (caemos en ello) es un atributo que le encaja como los clásicos tongos de quita y pon de las bailarinas, tan replicadas por los coreógrafos que sueñan con “ir a Broadway”, como los atletas sueñan con ir a las olimpiadas o los futbolistas sueñan con jugar en Wembley. Este Filme marcó tendencia en su momento, y lo comprobé cuando la vi, años después de su estreno, cuando ya había hecho estragos en cuanto comercial pudo hacerse inspirado en su música, sus bailes, y sus atmósferas. Solo fue cosa de ir comprobando todo lo que reunía en sí y que se encontraba copiado hasta el cansancio por otros creadores de segundo y tercer nivel.
Las lecturas de este Filme son múltiples; la ambigüedad de la existencia creativa, el egoísmo autodestructivo, la cadencia de las cosas normales, como compás de una música imperceptible y profética; todo levemente propuesto, pero finalmente elocuentemente afirmado. Una de las proezas; ¿cómo logra el Director hacer de una trama tan evidente y fácilmente entendible algo interesante?... arriesgo una respuesta: por medio de la inserción de la trama en un musical; y claro, se justifica entonces esta música coreográfica que en tantos otros filmes resulta insoportable para quienes no tenemos la afición a las Películas musicales (Siete Esposas para Siete Hermanos por ejemplo …en estos caldillos empalagosos, la tragedia es un canto, la alegría es un baile, las fiestas una coreografía, el amor una pausada alegoría del ballet entre tules transparentes; así entonces suelen ser otros musicales donde todo es alegórico, simbólico o “bello” en sí, sin sentido mayor de las cosas. Y todo es pausa musical que distrae y aleja de tramas desechables).
All That Jazz es un Filme arquitectónicamente impecable; su estructura sirve al fin, y desde ella se engarzan las partes de la Película. De lo mejor que he visto. Olvidaba la edición realizada en base a contrastes de ritmo interno. A la altura o más.
Dejo para el final el desenfado de la decisión del guión (me imagino) de insertar una rutina de un humorista dentro de lo lineal del sentido único y maestro; este humorista que se expresa dentro de secuencias de un Filme en gestación (como parte de la ficción) sometido a reiteradas ediciones por el protagonista (un creador multifacético), es una suerte de contra-canto griego a la trama; distiende en su soltura, y establece una bipolaridad de la atención; de un modo misterioso no distrae y hace que el espectador se reconcentre más en la puesta en escena de la comedia negra de la existencia de un artista sometido a su ritmo de autodestructiva inmolación voluntaria, donde la muerte es un estreno, entre otras cosas. Substancia, nada más que substancia, que es de lo que están hechas las buenas propuestas artísticas.

1 comentario:

sbsc dijo...

Es una de mis favoritas...
Pienso en All that jazz e inmediatamente llega como un flechazo el gran temor del protagonista: "ser mediocre".
La eterna lucha de los artistas, cualquiera sea su ámbito.

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