La existencia humana es, esencialmente, paradojal; he conocido personas muy en profundidad, cuya seguridad en sí mismas es tan grande como su misma inseguridad. Es como si la primera, genuina y todo, surgiera y se alimentara de la segunda.
Quien espera de la vida coherencias y las encuentra, posiblemente viva una vida superficial, bienintencionada y todo. Las férreas y lineales circunstancias, carentes de toda paradoja humana, no son sino entelequias débiles y vulnerables.
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