[©SmcArq] Dado un caso específico de diseño arquitectónico encomendado, sea cual fuere su tamaño y alcances programáticos, tómese un principio simple, concebible paradigmáticamente como “el espacio aquel que articula sus menos posibles partes", y establézcase un "giro del mundo" en el lugar dado, de manera tal que la máxima intimidad concebida como parte de la forma, se condiga con la mayor de las exterioridades posibles, al punto de establecerse una vibración permanente y monótona de tal articulación, factible de ser catalogada como “virtuosa simpleza, capaz de establecer un modo de habitar profundo en su logro, pero prácticamente inasible desde su abstracta y poderosa pormenorización ambivalente”.
[Comentario] Valgan las "cifras" finales del texto.
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