martes, 3 de mayo de 2011

[Parte 1] Comentarios acerca de los frescos de la Capilla Sixtina, ejecutados por Miguel Ángel Buonarroti

[©SmcArq] Martes 3 de Mayo de 2011; 1) Primero que nada accedan al link que les propongo, para ver en realidad virtual las intervenciones pictóricas completas y actuales que este templo contiene en la actualidad; se navega con el mouse a través de Quicktime, y con el scroll pueden acercarse a cada detalle, y rotar para darse el mejor punto de vista. Una vez que lo hayan revisado podrán leer los comentarios que, respetuosamente, he podido realizar.
Ahora que escribo estas palabras debo reconocer que no conozco entera esta obra, ni sé discriminar de ella qué es de Miguel Ángel y qué es de otros autores. Iremos juntos a recorrer este lugar, y luego, acaso en unos días más iré agregando los comentarios que el título de este post compromete...
2) Al parecer la acometida de Miguel Ángel se da desde el inicio inferior del medio punto de las ventanas laterales hacia arriba, más la pared del altar donde está el Juicio Final. Si fue o no pintado en diferentes años una cosa o la otra me da igual.
 
 
 
3) Las partes del total del fresco de Miguel Ángel no se conectan unas con otras, salvo desde el punto de vista argumental. Cada cuadrado superior es una página, acaso siempre es una escena de una historia religiosa. Todos sabemos que el centro del cielo de la capilla está destinado a la creación del hombre mediante el toque divino.

 
 
 
4) En general el conjunto de frescos se capta como un inmenso y frenético mosaico de poses, actitudes, gestos, y torsiones propias de cuerpos concebidos como volúmenes tratados independientemente, en lo que respecta a la luz, como conformadora de la presencia y actitudes particulares.
 
Me resulta bastante difícil abstraerme de tanta halabanza que ha recibido esta obra, un portento de esfuerzo físico, una tarea inmensa, ¡y al fresco!, sin demasiadas modificaciones que poder realizar a posteriori, a no ser que se retirara la argamasa y se volviera a pintar una mezcla nueva, pero ¿se dan cuenta que ante estas propuestas religiosas es dificil hablar de pintura propiamente tal?.
 
Las formas se deforman en las bóvedas, pero no demasiado; es como si la curvatura del cielo fuera superior a la deformación que acusan los cuerpos, que son los protagonistas de estas acometidas; si existen correciones proyectuales desde la aplicación de una perspectiva concebida
 
Me dan ganas de pensar en una especie de comic renacentista, dramatizado por los desnudos, que sin dudas no quisieron tener lo escandaloso que nos imaginamos podrían tener inclusive hoy si algún artista contemporáneo acometiera la pintura de algún cielo de una iglesia actual. Pero no importan los desnudos, ni importan lom revolucionarios que fueron para su época, ni importa que estos frescos pudieran haber sido de una gran influencia en la pintura posterior, y que su impronta se repitiera en adelant en muchos casos  de diversos autores; este tipo de cosas no tiene que ver con la construcción de una obra de arte. Ella debe ser en sí misma un universo pleno de unidad, de subodinación de la parte con el todo, pero aquí resulta imposible ver la unidad, si nos evadimos de la Biblia, que evidentemente ilustra y pautea a los mnotivos particulares.
 
Si veo una parte del cielo no tengo el total, ni lo imagino sino como la repetición de estilos pletóricos de formas voluptuosas, fuertes y cromáticamente estalladas desde amarillos, rojos, azules y otros colores agradables de ver. Pero no veo unidad, salvo por lo frenético de la mirada recorriendo los cuerpos dispuestos en múltiples escenas, diferentes, inconexas composicionalmente, pero maravillosamente conformadas, como si ellas en si, sin su entorno, fueran el verdadero aporte como obras de arte que el total  quiere ser.
 
 
5) En verdad que es absurdo ver la obra abstrayéndose de la edificación que la contiene, que no es nada tan maravilloso en sí, salvo por ser un cajón, inserto en un complejo de edificaciones que la rodean, y por lo tanto existe una desconexión de la exterioridad del edificio propiamente tal con respecto a su interior, inmerso en una luz cenital que favorece los frescos superiores, pues los hace estallar de luz, homogénea. Las molduras, pilares adosados, cornizas y demás elementos se confunden desde lo tridimensionalmente existente, con respecto a lo pictóricamente figurado como tal. Entonces estos frescos son arquitectónicos, o quieren serlo, o quieren unirse a la arquitectura, o quieren mejorarla, o quieren ocultarla, o decorarla.
 
Todo es realmente confuso aquí; es como si el encargo fuera torpe, casi absurdo; "mejore esto; hágalo paracer sublime", podría haberle dicho el papa Julio II, y Buonarroti acometió con el resplandor de escenas dispersas y cohesionadas por el hilo argumental de una Biblia ya separada en episodios estancos.
 
Los frescos de la Capilla Sixtina son como la Biblia, pero la Biblia como libro no es parte de la propuesta artística; no nos engañemos; la Sixtina es la Sixtina, y la Biblia es un libro que no está sino como episodios imaginados.
 
De alguna manera tiendo a pensar que lo que vemos es la construcción de un museo de diversas obras de arte temáticamente amarradas por un tema común, disperso en partes superpuestas y delimitadas por un ojo que confunde arquitectura con pintura con moldura y con la escultórica manera de acometer, casi como logrando por medio de una escultura virtual subyacente que se configure la forma de unas molduras inexistentes en su piedra, pero llamadas desde el fresco, fraguado para la permanente inmutabilidad.
 
 
 
6) Vean este fragmento que recorté, intencionadamente desvinculado del total de cada una de sus escenas;

 
Se distinguen, por lo menos, cuatro modos de pintar; el primero a modo de bajo relieve de piedra rojiza (1), el segundo a modo de escultura sobrepuesta a la columna adosada (2), el tercero es lisa y llanamente la figuración o simulación de una figura humana "real" y sentada sobre la base puesta encima del capitel (3), con mayor juego de sombras que la cuarta manera de pintar, donde se ve al Adán (4), luminosamente pintado con las mismas maneras de agregar musculatura evidente y notoria, pero con otra "actitud cromática" por decirlo de algún modo, entonces se desencadena la multiplicidad por sobre el vértigo de historias; "se pinta la pintura" para que se parezca a la pintura que está dispuesta al lado de una figura "real" pintada que está dispuesta para parecer realidad por sobre las otras, sentada sobre capiteles falsos decorados por formas adosadas que no llevan más color que el de la piedra simulada en matices de una misma piedra coloreada.

 
7) Esto es más que técnica solamente; esto es propósito unificador de arquitectura con pintura y escultura por medio de trazos y pigmentos dispuestos con la potencia de un invento pictórico distinto para cada parte.

 
Más luz, más sombra, menos color, más blanco, más volúmen, nunca menos volumen, pero si más brillo, en una coreografía volumétrica implacable. Esta podrá ser la originalidad de los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Pero no quiero darme por satisfecho...
 
...De alguna manera esta obra se me presenta como inabarcable.

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